Nuestra
vida
A veces creo que nada tiene sentido. En un
planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en
medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos hacemos sufrir,
gritamos, morimos, mueren, y otros están naciendo para volver a empezar la
comedia inútil. Seria eso, verdaderamente, ¿toda nuestra vida sería una serie
de gritos anónimos en un desierto de astros indiferentes?
Bondad.
En la bondad se encierran todos los géneros de sabiduría.
Lo admirable es que el hombre siga luchando y
creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil.
Hombre.
Un
genio es alguien que descubre que la piedra que cae y la luna que no cae
representan un solo y mismo fenómeno.
Genio.
Siempre de lo bueno viene lo malo, y de lo
malo, lo bueno.
Malo.
La
vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que
pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.
Vanidad.
Las
modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y
en el arte son abominables.
Vestido.
El
artista debe ser mezcla de niño, hombre y mujer.
Artista.
El proceso cultural es un proceso de
domesticación que no puede llevarse a cabo sin rebeldía por parte de la
naturaleza animal, ansiosa de libertad.
Proceso.
Yo
creo que la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía,
pero no para la vida. En la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo, la
esperanza cuentan más.
Ilusión.
Vivir
consiste en construir futuros recuerdos.
Vivir. Yo escribo, porque si no me hubiera
muerto, para buscar el sentimiento de la existencia.
"Siempre tuve miedo al
futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte". (Diálogos
con Jorge Luis Borges)
"Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás".
"El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse".
"A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. La masificación ha hecho estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumple en los pueblos, es la llamada globalización".
"¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena". (Uno y el universo)
"Habrá siempre un hombre tal que, aunque su casa se derrumbe, estará preocupado por el Universo. Habrá siempre una mujer tal que, aunque el Universo se derrumbe, estará preocupada por su hogar". (Uno y el universo)
"Se discute si Dalí es auténtico o farsante. Pero ¿tiene algún sentido decir que alguien se ha pasado la vida haciendo una farsa?".
"¿Por qué no suponer, al revés, que esa continua farsa es autenticidad? Cualquier expresión es, en definitiva, un género de sinceridad". (Uno y el universo)
"El presente engendra el pasado". (Uno y el universo)
"Ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demás".
"El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse".
"A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza. La masificación ha hecho estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumple en los pueblos, es la llamada globalización".
"¿Qué se puede hacer en ochenta años? Probablemente, empezar a darse cuenta de cómo habría que vivir y cuáles son las tres o cuatro cosas que valen la pena". (Uno y el universo)
"Habrá siempre un hombre tal que, aunque su casa se derrumbe, estará preocupado por el Universo. Habrá siempre una mujer tal que, aunque el Universo se derrumbe, estará preocupada por su hogar". (Uno y el universo)
"Se discute si Dalí es auténtico o farsante. Pero ¿tiene algún sentido decir que alguien se ha pasado la vida haciendo una farsa?".
"¿Por qué no suponer, al revés, que esa continua farsa es autenticidad? Cualquier expresión es, en definitiva, un género de sinceridad". (Uno y el universo)
"El presente engendra el pasado". (Uno y el universo)
“El tremendo estado de
desprotección en que se halla expuesta la infancia nos demuestra palmariamente
que vivimos un tiempo de inmoralidad. Este hecho aberrante nos absorbe como un
vórtice, haciendo realidad las palabras de Nietzsche: “los valores ya no
valen”.
A estos millones de niños no sólo
les ha faltado el amparo de su familia, sino que tampoco contaron con nosotros,
los hombres y mujeres que presenciamos con indiferencia su desamparo.
La intemperie de esos primeros
años la arrastrarán como una herida abierta por el resto de sus días.
No podemos cruzarnos de brazos
admitiendo, a la vez, la perversidad de un sistema cuyo único milagro ha sido
el concentrar una quinta parte de la población mundial más del 80% de la
riqueza, mientras millones de chiquitos en el mundo mueren de hambre en la más
sórdida de las miserias.
La falta de gestos humanos en el
uso del poder genera una violencia a la que no podremos combatir con armas,
únicamente un sentido más fraterno nos podrá salvar. El objetivo fundamental
que los Jefes de Estado deben plantearse es el deber de asumir con la mayor
gravedad el bienestar de los niños y niñas, protegiéndolos y preparándolos para
construir, junto a sus hermanas y hermanos, un universo a la medida de la
grandeza humana.
En la mirada de nuestros chicos
está el único mandato al que debemos responder. La orfandad de esa mirada es un
crimen que nos cuestiona como humanidad.
Haciendo propias las palabras de
Dostoievski “cada uno de nosotros es culpable ante todos, por todos y por
todo”, salgamos a defender los derechos de estos chiquitos desamparados, sin el
cuidado que esos años requieren”.
Díalogos de Jorge Luis Borges y
Ernesto Sábato
Emecé Buenos Aires, 1976
..... Entre diciembre de 1974 y
marzo del 75, en Buenos Aires, Borges y Sábato celebraron siete pláticas por
iniciativa y en presencia de Orlando Barone, quien ha compilado con esos
diálogos un libro de discurso ameno, drama sutil y hermoso espíritu didáctico.
Al margen de "las noticias cotidianas, fugaces" de una situación
política que rueda la pendiente hacia el caos y la violencia, los poetas se
erigen academia en la calle Maipú y hablan de literatura, música, teología,
color local, sueños.
..... Superficialmente podría
creerse que rehúyen su papel histórico; el mínimo detenimiento permite ver que
lo cumplen a fondo. Pues aparte de que, como se asienta al principio,
"sólo puede hacerse arte grande en absoluta libertad", la mera
existencia de ocasiones como esta semana de sábados que dos maestros dedican a
departir en función de un discípulo atento, significa que la conciencia
civilizadora sigue marcando un centro al mundo que la barbarie desintegra; da
un sentido a la experiencia argentina y, en tanto ésta es un modo de vivir la
experiencia americana, revela una alta actitud cívica vigente en todo el ámbito
que se abarca al decir nuestro. Sábato la expresa sugiriendo que la gran misión
del arte es preservar la cordura de la comunidad, y antes llega a explicitar
América Latina -para tropezar con la reticencia de Borges:
Sábato
.......... . . . No cabe duda de
las diferencias que hay entre un argentino y un mexicano, pero formamos una
unidad. . . .
Borges
.......... No sé. . . Nosotros no
tenemos ni indígenas ni negros.
Sábato
.......... Pero nos liberamos al
mismo tiempo, con los ideales comunes de la Revolución Francesa. Y ahora
tenemos infinitos problemas en común y necesitamos realizar la última parte de
nuestra liberación también en común o seremos destruidos.
(Borges guarda silencio, como si
no hubiera oído la última frase. . . )
The rest is silence, o en otra
cita, "una lengua común nos separa": ante el fervor unitario y el
llamado patriótico se establece la distancia necesaria para preservar el libre
juego de lo singular y lo universal, el temple que la oposición da al
pensamiento. Hace trece años, en un ensayo sobre "Los dos Borges",
Sábato achacaba a su mayor una "falta de grandeza, una incapacidad para
entender y sentir la totalidad de su nación, que es lo mismo que decir la
totalidad de su contemporáneo carnal"; si bien este juicio halla
confirmación en los Diálogos, no trasluce menos la otra mitad de la historia:
el escepticismo ejemplar de Borges como cifra de su grandeza, fidelidad
solitaria a la idea de lo humano más que a sus encarnaciones. Nominalismo y
realismo, profecía y utopía libran su encuentro de siempre, cultivando en
acontecer verbal un fruto maduro de la fatalidad metafísica asumida con atletismo.
Por principio (Sábato diría que por argentinidad) ambos son escritores
fantásticos; la diferencia estribaría en que uno necesita hacer la fantasía de
bulto, arraigar la metafísica en la "sucia y menesterosa complejidad"
del mundo cotidiano y, a la vez, apuntalarla con una doctrina, por oculta que
sea. Acaso habría que ver aquí, ante todo, una exigencia implícita en su
condición de novelista. Sábato también había planteado la contradicción en
términos de "una literatura que se propone un deleitoso juego y otra que
investiga la (tremenda) verdad de la raza humana": nótese cómo el
paréntesis carga los dados, y que si abstraemos la zozobra en modo alguno
parece tan evidente que la verdad haya de preferirse al placer e incluso es de
pensarse que allí mismo radica, en la creación de "un lenguaje . . .
concreto y poético a la vez". Pero en la visión sentimental que se place
en lo tremendo (temor y temblor, catarsis) el lenguaje es sólo signo, importa
en tanto expresa esperanzas, temores, invocaciones.
Sábato
.......... Es el problema de la
intuición básica del hombre, que creo emocional, y que se da tanto en el
salvaje como en el niño. . .
Borges
.......... Es el gran
descubrimiento de los políticos, que no necesitan ser coherentes.
No obstante, el hacedor concede
sin reparos una victoria al poeta instintivo cuando Borges retracta su
"injusticia" hacia Cervantes. El reto bien humorado con que Sábato
aborda el tema, su sereno regocijo cuando Borges hace "pública confesión
de mis errores", la discusión del Quijote a partir del acuerdo sobre su
grandeza, la evocación a dos voces de momentos del "libro único" -y
el salto, por deferencia al discípulo, a la acotación sobre la enseñanza de los
clásicos- configuran el trazo de esta escena, especialmente reveladora del
humanismo esencial de todo el drama. Más desnudo es el momento en que Borges
narra, hacia el final, una anécdota de su madre moribunda e "insinúa una
especie de sonrisa .
. . Sábato y yo nos miramos impresionados. Tal vez porque
la anécdota queda pesando en el ambiente y comienza a hablarse de la muerte y
del valor de algunos seres para enfrentarla". En ese terreno han de medirse
y Sábato, que reconoce su tristeza ante el morir, alcanza a arrebatar la última
palabra con un conjuro que nombra vida -"Eso, Borges, eso"- antes que
caiga el silencio de silencios en esta conversación donde lo no dicho ha sido
tan importante como lo dicho. El discípulo mira callar a los maestros y se
pregunta qué pensaran ahora, en "la propia soledad".
Desde allí mismo
fue él quien primero invocó el tema de la muerte, o más bien la pregunta
hamletiana que ya no seduce a quienes pasaron por ese adolecer y, con fe o sin
fe, se hallan unidos en la común elección de lo existente.
Así, el tercer personaje, el más
hecho de silencios, no es tan sólo un intermediario, un primer lector de los
diálogos; su presencia los determina en tanto representa la continuidad, la
sangre nueva que madura al amor del discurso lúcido y mira moduladas en él sus
propias contradicciones. "En mi mano, la cinta grabada es un
símbolo", dice al cabo de la primera sesión, y prologa la penúltima con
una glosa visionaria del signo Borges-Sábato: "La quietud y el vértigo. El
silencio y el grito. El ruiseñor y el águila. . . . El arco iris y el
relámpago." El fervor de Barone pone en tono su dejo de ingenuidad; su
sentido del oficio y la modestia lo hacen partícipe activo en este suceder de
la palabra.
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