LIONEL MESSI.
Por Joan Forns.
elpaís.es
Messi sonríe en una sesión de esta temporada. / ALBERT
GEA (REUTERS)
¿Alguna vez se ha preguntado por qué Messi ha podido marcar
258 goles en la Liga? ¿Cómo conduce el balón pegado al pie? ¿Por qué sus
rivales dicen que es imprevisible? La ciencia ofrece algunas respuestas. Me
gustaría discutir sobre las capacidades cognitivas de Messi, que son
remarcables.
El quid radica en cómo entendemos el término “inteligencia”.
Deberíamos dejar de lado la concepción de inteligencia como un todo y no
sentenciar: este es inteligente y este, no. Pero, ¿a qué nos referimos?
¿Hablamos de habilidades lingüísticas? ¿De resolver problemas? ¿De capacidad de
adaptación? ¿De habilidades sociales? Para entender la inteligencia hay que
saber cómo funciona el cerebro. Grosso modo, se trata de una
máquina increíble con muchas áreas de especialización funcional que trabajan en
paralelo para ofrecer la mejor respuesta, la mejor conducta. Es decir, existen
muchas capacidades cognitivas y no necesariamente una persona debe ser buena en
todas para considerarla inteligente.
Todos tenemos nuestros puntos fuertes y nuestros puntos
débiles en lo que a capacidades cognitivas se refiere. En el caso del fútbol,
aparte de la condición física, siempre se habla de talento innato, técnica,
habilidad, intuición, visión de juego. ¿Y por qué Messi es un tipo con unas
capacidades cognitivas remarcables? Porque es capaz de hacer cosas que la
inmensa mayoría de los jugadores (y mortales) no puede hacer. Su cerebro
procesa la información visoespacial a una velocidad de vértigo.
Su coordinación
visomotora es sublime al regatear y ejecutar lanzamientos o pases precisos. Y
cuando hablamos de marcar goles, una de sus mayores virtudes, hablamos de
múltiples capacidades cognitivas combinadas: planificación, coordinación,
secuenciación, flexibilidad, e incluso anticipación a los movimientos del
rival. Y todo ello en breves lapsos de tiempo.
Messi no destaca probablemente en otras habilidades
cognitivas. Por ejemplo, ni la lingüística ni la comunicación son su fuerte.
Pero también es cierto que estas últimas son las habilidades que más se
relacionan con la formación académica y con la concepción general de
inteligencia. Un tipo que no se expresa bien no parece muy inteligente. Son el
resto de habilidades cognitivas las que le han llevado al éxito.
Messi es un chico introvertido y
tímido, que son características de su personalidad, no rasgos clínicos
Por otro lado, me gustaría tratar de romper otra de las
leyendas urbanas respecto a él. Leo no cumple ninguno de los criterios
diagnósticos para ser considerado autista. Entre otras cosas porque, para
empezar, nadie es autista, en todo caso puede padecer un Trastorno del Espectro
Autista (TEA). Un chico tímido (incluso extremadamente tímido), introvertido y
no muy sociable no es un chico con TEA. Es importante cuidar la selección de
palabras por el impacto y el daño que pueden causar. Una persona que está triste
en un momento dado no necesariamente tiene depresión; y un niño movido no
necesariamente tiene TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad).
Una persona con TEA es una persona con un diagnóstico clasificado dentro de los
trastornos del neurodesarrollo. En términos generales el trastorno se
caracteriza por déficits sociales, dificultades de comunicación,
comportamientos e intereses estereotipados y repetitivos, problemas sensoriales
y en muchos casos alteraciones cognitivas. ¿Le hace eso pensar en Messi? La
respuesta es no.
Messi es un chico introvertido y tímido, que son
características de su personalidad, no rasgos clínicos. Messi, especialmente
como símbolo mediático que es, debe adaptarse a partidos, entrenamientos y
tácticas; debe relacionarse con compañeros, entrenadores y empleados; y vivir
según las jerarquías del vestuario, además de atender a compromisos
publicitarios, cambios de rutinas, ciudades y países. No confundamos el
auto-aislamiento mediático de Messi con otras cosas.
Las teorías expuestas en este artículo son opiniones
profesionales basadas en la observación externa del jugador, pero en ningún
caso corresponden a los resultados de una evaluación neuropsicológica.
Joan Forns es doctor en Epidemiología,
neuropsicólogo e investigador en el Centre de Recerca en Epidemiología
Ambiental de Barcelona.
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