Jorge Valdano: "Todavía nos queda por ver lo mejor de
Messi"
Por Claudio Mauri.
Jorge Valdano dice que "uno cambia con el tiempo",
aunque de aspecto, su delgadez, a los 58 años, es similar a la de su época de
jugador. Durante estos días está sometido a una rutina de aviones, hoteles y
cambios de ciudades que conoció en sus días de futbolista, entrenador y dirigente.
Su escala en Buenos Aires es la del profeta de la palabra y el pensamiento.
"Escribir siempre es un desafío", expresa Valdano, de visita para la
presentación de su último libro. De aquí hasta el Mundial, entre conferencias,
la atención de su consultora y los compromisos con medios de España, México y
Colombia, Valdano asegura tener "la agenda completa". Siempre
movilizado por el fútbol.
-Da la impresión de que toda tu evolución como
intelectual del fútbol le fue quitando figuración al campeón del mundo de 1986.
El futbolista quedó muy atrás, archivado.
-Bueno, eso se parece a mí. Yo soy muy poco nostálgico. De
hecho, en mi casa no hay fotos de futbolista ni guardo camisetas de aquellos
tiempos. Siempre entendí que la vida queda ahí adelante y que la nostalgia es
un mal negocio.
De hecho, en mi casa no hay fotos de futbolista ni guardo
camisetas de aquellos tiempos. Me lo reprochan mis hijos, pero siempre entendí
que era lo más saludable. La vida siempre queda adelante
-¿Nadie te armó un museo con tus recuerdos?
-No, me lo reprochan mis hijos. Siempre entendí que era lo
más saludable. El fútbol tiene el peligro de que provoca emociones muy fuertes,
y si uno se queda empantanado en esos días de gloria, luego la vida se hace muy
larga. Soy de la idea de que el tiempo hay que ocuparlo de una manera creativa
y que la vida siempre queda adelante.
-Cuando llegás a la Argentina y te enterás de que un
equipo, Colón, no se presentó porque le debe siete meses de sueldo a su
plantel, ¿te sorprende? ¿Cómo lo tomás?
-Es un signo de decadencia dentro de un fútbol que ha
perdido vigor. Vigor organizativo, vigor futbolístico por la ausencia de los
mejores jugadores, que están fuera del país. Hasta vigor formativo, diría. Cada
día salen menos jugadores distintos. Creo que hemos retrocedido. La gente del
fútbol argentino con la que mantengo contacto es muy crítica con respecto al
entorno en el que se mueve. Deben administrar carencias de todo tipo, se hace
muy difícil trabajar en esas condiciones, más allá de la impaciencia y de la
imposibilidad de alentar proyectos que tengan una mínima continuidad, aunque
esto último ya es un signo internacional.
-Hablás de que ahora los jugadores se van cada vez más
jóvenes, pero vos emigraste a España con 19 años y no habías completado ningún
proceso formativo.
-Eso es verdad, pero en mis tiempos yo fui una excepción.
Hoy es la norma que a los chicos los eduquen para salir al exterior lo antes
posible. Todo los empuja a otros mercados. Lo mío tuvo algo de aventura porque
Europa, futbolísticamente, todavía formaba parte de lo desconocido. Hoy ya no
es así. Yo llegué a Vitoria, en el norte de España, y me sorprendió que nadie
se vistiera como Lola Flores. Era una ciudad donde llovía más de 300 días al
año y hacía un frío de morirse. Fui a lo desconocido. Yo estaba dispuesto a
aceptar la primera oportunidad que se presentara porque estaba un poco peleado
con el nivel de desorganización que había acá.
Ya había debutado en la
selección mayor, había sido campeón del mundo en Toulon. Recuerdo una charla
con Menotti en la que le pregunté cómo percibía él mi futuro. Me dijo que si me
quedaba en la Argentina me iba a tener en cuenta para el plantel para el
Mundial, pero que no me podía asegurar que al día siguiente siguiera siendo el
entrenador. De hecho, cuando me llegó la oferta de Alavés, estaba concentrado
con la selección, pero el fútbol argentino estaba en huelga. Nos entrenábamos
sin la presencia del técnico. Todo eso me alejaba del fútbol argentino.
-En 1986 fuiste campeón del mundo y después te reinventaste
en muchas otras funciones. Lo que no cambió es que Julio Grondona sigue siendo
el presidente de la AFA.
-No hay sistema saludable si no es capaz de renovarse cada
cierto tiempo. Eso lo sabemos desde las épocas de las grandes dictaduras, pero
lo comprobamos también en la democracia. En el fútbol no tiene por qué ser
distinto. Seguramente no es el único problema que tiene el fútbol argentino,
pero es una prueba más de lo poco que se ha refrescado este juego en los
últimos 30 años.
-En Real Madrid fuiste contemporáneo de los tres primeros
años (2008 a 2011) del Barcelona de Guardiola. Calculo que lo sufriste desde la
competitividad, pero a la vez fuiste un admirador de un ciclo que marca una
época.
-Sí, por un lado Guardiola fue una pesadilla porque lo sufrí
desde la trinchera contraria, pero por otro lado fue una bendición para el
fútbol porque supo innovar y apostó por la grandeza. Llevó el fútbol a otra
dimensión, y como además lo hizo ganando, generó una tremenda influencia, que
alcanzó a la selección de España y hasta se extendió al fútbol italiano, que
tenía una gran obsesión táctica, y al alemán, que tenía una gran obsesión
física. Me da la sensación de que a partir de Guardiola todo se abrió hacia un
tipo de juego que le da más valor a la técnica colectiva. Uno puede ver el
fútbol desde el escudo que defiende o desde el fenómeno que ama. Yo, desde el
escudo que defendía me incomodaba tener a Guardiola enfrente, pero desde el
fútbol que amo, me parecía que era algo sano. Uno desde el enemigo puede
aprender. Eso de negar los valores del otro porque tiene una camiseta de otro
color siempre me pareció un signo de mediocridad. Es una visión ajustada a la
pasión del hincha, pero no la búsqueda a la que está obligado el profesional.
-Si esto lo hablaste en algún momento con Mourinho,
seguro que no lo compartía.
-Claramente que no. Son dos tipos de pasiones. La de
Guardiola es una pasión por el fútbol. La de Mourinho es una pasión por el
resultado.
-Martino dijo que fue una falta de respeto pagar 100
millones de euros por Bale...
-No comparto la opinión de Martino. Real Madrid es una
sociedad sin ánimo de lucro, tiene la capacidad de generar mucho dinero. Uno de
los puntos que le dan atracción a Real Madrid son los héroes. Y una de las
obligaciones estratégicas que tiene es la de la renovación de los héroes. Bale
se adapta a esa política. Además, la palabra negocio asociada al fútbol nunca
me dio miedo. El fútbol como juego tiene la pureza del deporte, pero como
industria es necesario que respete la ley más elemental, que es la de ingresar
más dinero del que se gasta. El Madrid eso lo sabe hacer, incluso comprando a
Bale.
La de Guardiola es una pasión por el fútbol. La de Mourinho
es una pasión por el resultado
-Hay mucho revuelo sobre las últimas lesiones que sufrió
Lionel Messi. ¿Vos qué lectura hacés?
-Hago la lectura más simple de todas, porque creo que eso
nos ayuda a no volvernos locos. Alrededor de las lesiones de Messi surgieron
decenas de teorías. La mía es que está cansado y que eso se cura descansando.
Si no desafía los plazos de recuperación establecidos, seguramente llegará al
Mundial en las mejores condiciones.
-Fuiste compañero de la consagración de Maradona con 25
años en México 1986. Messi va a cumplir 27 en Brasil 2014. ¿Este debería ser su
Mundial?
-Está en la plenitud de su carrera, de eso no hay ninguna
duda. Todavía nos queda por ver lo mejor de Messi. Y este Mundial es en el que
más esperamos de él. También podría ocurrir que explote en el Mundial
siguiente, como le ocurrió a Pelé en 1970, que lo jugó al borde de los 30 años.
Este Mundial es en el que más esperamos de Messi, pero
también podría ocurrir que explote en el Mundial siguiente, como le ocurrió a
Pelé en 1970, que lo jugó al borde de los 30 años.
-¿Notás que desde la capitanía y lo futbolístico Messi
transmite un liderazgo como antes no ocurría?
-Los genios son líderes aunque no quieran. Messi ejerce una
tremenda influencia en los compañeros, los llena de confianza sólo con su presencia.
Y además intimida a los adversarios sólo estando. Eso lo convierte en un gran
líder, porque además pide la pelota, es valiente, atrevido, generoso. Tiene
todas las condiciones que uno puede pedirle a un líder.
-¿Le adjudicás algún mérito a Sabella en esta evolución
de Messi en el seleccionado?
-Para mí es una evolución natural. Messi siempre fue el
mejor de la selección. Hacer responsable de los defectos de un equipo echándole
la culpa al mejor me parece una muy mala idea. Es verdad que en este último
tiempo mejoró el equipo y con él también la prestación de Messi. Pero yo nunca
percibí a Messi como un problema. Y me atrevo a decir que la opinión pública
argentina tampoco. Fue más un debate de los medios de comunicación que de los
hinchas.
-Hace poco dijiste que el mejor del mundo era Messi y que
el segundo era Messi lesionado.
-(Interrumpe) No, yo tendría que escribir un libro sobre las
frases que me asignan y no dije. Ésta es una de ellas. En esa frase inventada
hay una falta de respeto implícita a Cristiano Ronaldo que yo jamás cometería,
porque yo le tengo mucha admiración a Ronaldo.
-Volviendo al seleccionado, hay un debate sobre los
riesgos de desestabilización que corre cuando Di María, Messi, Higuaín y Agüero
comparten la formación. ¿Vos desarmarías lo mejor que tiene el equipo para
tratar de mejorar lo que le falta?
-Depende del funcionamiento. Si eso es proponer un 4-2-4,
vamos a meter en un problema a los dos mediocampistas, el equipo se va a dispersar.
De todas maneras, si Di María, que tiene todas las condiciones de un buen
atacante, además cumple las obligaciones de un buen centrocampista, el problema
se atenúa. Entiendo las dudas de Sabella. Entre otras cosas, porque atrás, el
equipo todavía no ofrece las suficientes garantías.
-Seguimos en el dilema.
-Los cuatro jugadores que mencionaste tienen una categoría
muy superior a sus compañeros de otros sectores. Sólo Mascherano es capaz de
igualarlos en nivel. En la defensa no se ve un jugador con don de mando y capaz
de imponer un cierto orden alrededor. Sabella, en el mes previo al Mundial, va
a tener que trabajar mucho en el funcionamiento. No hay un Passarella, un
Ruggeri, gente que a grito limpio sea capaz de despertar a los compañeros y de organizar
los momentos comprometidos de un partido.
-Sabella y Messi coinciden en que Brasil, España y
Alemania son los favoritos en el Mundial ¿Agregás o quitás alguno?
-Agrego a Italia y a la Argentina. El equipo en el que juega
Messi no puede no ser favorito. Veo como revelaciones a Chile y Colombia. Les
otorgo un protagonismo grande a los equipos sudamericanos al jugarse en Brasil.
Al futbolista europeo le incomoda mucho el clima brasileño y hasta las
condiciones del terreno de juego..
por canchallena.com
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