EL PENSADOR DE LA PELOTA
“Apenas desembarqué
en España, decidí leer a García Márquez, a Borges, a Cortázar y a Vásquez
Montalbán, además descubrí a escritores que he admirado mucho como a Francisco
Umbral. Desde entonces, a los 19 años, entendí que cuando se habla de fútbol no
solo se conversa de la pelota”.
Casi sin
proponérselo, levantó puentes desde el deporte rey hacia la cultura. Ahora
sigue siendo feliz, sensato y agudo pensador. Un filósofo de nuestros días con
muchas experiencia y precisas opiniones en torno al balón.
¿Cómo es
la vida sin goles que festejar?
Tuve
hepatitis, dejé precipitadamente el fútbol. Empecé a colaborar con la cadena
Ser en el programa “La Cátedra de Valdano”. Era algo revolucionario, que un
jugador hiciera comentarios futbolísticos. Luego escribí en “El País” de
España. Después surgió Canal Plus y fui comentarista de los partidos y
trabajaba en el programa “El Día después”. Me fui convirtiendo en un pionero en
actividades laterales al fútbol y tendí puentes entre el fútbol y la cultura, el fútbol y la empresa, el
fútbol y la comunicación y todo eso le puso acento a la fama de intelectual, de
filósofo y de todo eso que empezaron diciendo como un insulto y que alguno se lo
terminó creyendo. (risas).
Qué es
más bonito, ¿soñar o recordar?
Soñar. Cuando
uno sueña es el protagonista indiscutible. Al recordar todo parece más difuso.
Cuando veo mi gol en la final del Mundial 86 tengo que hacer un esfuerzo para
saber que ese tipo soy yo. Además, soy alérgico a la nostalgia. No hay rastro
de mi pasado que active la nostalgia. Me parece que la vida está adelante.
¿Cuáles
son sus pesadillas?
Que se
me termina la carrera. El fútbol siempre me ha resultado apasionante, es una
carrera que te prolonga la infancia y uno ve el final como una especie de
abismo. Cuando uno abandona el fútbol descubre que del otro lado también está
la vida y que te ofrece muchas oportunidades atractivas.
“LA OTRA
ES LA DE FALCAO. PARA EL MUNDIAL DE 1982, YO ME SENTÍA EN MI MEJOR MOMENTO,
PERO ME LESIONÉ EN EL SEGUNDO PARTIDO. CUATRO AÑOS DESPUÉS, MUCHO MÁS MADURO,
GANÉ EL MUNDIAL DEL 86. ESE ES MI MENSAJE DE ÁNIMO PARA FALCAO”
En esa
vida exagerada que es el fútbol, ¿de quién ha aprendido?
Uno
aprende de todo el mundo. Se aprende de cada jugador porque no hay dos iguales.
Messi, Cristiano, Maradona son una escuela. En cuanto a líderes, he conocido a
tantos y me siento influido por todos ellos que me cuesta dar un nombre. Si
digo uno, dejaría fuera a demasiada gente.
Cuál
desafío es mayor, ¿escribir o el siguiente partido?
Escribir
tiene una ventaja sobre el fútbol y es que uno puede borrar y volverlo a
intentar. En cambio, el gol que uno falla no tiene segunda oportunidad. El
fútbol es la cultura de lo inmediato. No te permite rectificación. Sin embargo,
escribiendo, hasta que uno no se siente a gusto con la frase, se puede seguir
dando vueltas. Y eso es un alivio.
En Old
Trafford, hay un letrero que dice: No hay orgullo más grande que ser reconocido
por tu estilo. ¿Cómo describiría su estilo?
Ese
cartel sorprendió a Bielsa cuando fue a jugar con el Atletic y me pareció
llamativo que un club como el Manchester United antepone el estilo a cualquier
otra cosa. Yo no digo que el estilo sea más importante que ganar, lo que digo es
que el estilo está antes que ganar. Cuando está en el fútbol, lo que tiene que
saber es cómo va a legislar el día que pierda. Cuando uno pierde se tiene que
abrazar a algo y no hay mejor refugio que el estilo. En un club, el estilo se
convierte en los valores que se han ido construyendo a lo largo de toda la
historia. Por eso cuando hay una enorme desesperación por ganar, uno termina
barriendo con los valores de referencia.
Ganó el
Mundial de México 86 bajo las órdenes de Bilardo. Parafraseando a Borges, ¿El
camino viejo del fútbol argentino es Menotti, pero los argentinos no lo saben?
Argentina
se ha ido alejando del menotismo. Y así nos va. Nos hemos olvidado de lo que ha
sido una obsesión para nosotros: la pelota. Si hablamos de estilos, Argentina
carece de uno y eso es gravísimo. El amor a la pelota está directamente
relacionado con el amor a Maradona. A Diego se le quiere porque hacía con la
pelota lo que le daba la gana. Los jugadores argentino queremos más la pelota
que al juego y el aficionado argentino durante mucho tiempo también. El grito
más escuchado cada vez que había un caño era oleeeee, o una seguidilla de pases
y ahora el que se repite es huevos, huevos.
¿Por qué
los intelectuales le perdieron miedo al fútbol?
SOBRE
TODO PORQUE LA CULTURA SE HA HECHO MÁS AMPLIA Y HA INTEGRADO A SU ÁMBITO LAS
EMOCIONES, Y POR ESE AGUJERO ENTRÓ EL FÚTBOL. EL PRIMER PRODUCTOR DE CONVERSACIÓN
DEL MUNDO MERECE EL INTERÉS DE LOS INTELECTUALES.
¿El fútbol
ya no es el opio del pueblo?
Nunca lo
fue. El fútbol es una tregua que tienen las clases populares, que de alguna
manera las redime de una sociedad chata que ofrece pocos estímulos. Se trata de
una ficción de noventa minutos que te devuelve a la infancia y que te ayuda a
sentir más que a pensar. ES CIERTO QUE GOBIERNOS DICTATORIALES Y DEMOCRÁTICOS HAN TENIDO LA TENTACIÓN DE SACARSE UNA FOTO AL LADO DE UN ÍDOLO, CON LA INTENCIÓN DE FORTALECER SU FIGURA ANTE EL ELECTORADO. El fútbol es una
actividad con testigos. Un partido se juega ante cuarenta mil espectadores, sin
contar con los millones de televidentes y eso no permite la corrupción. Este no
es un medio donde las cosas se cocinan en privado. Todo se hace con luz y
taquígrafo.
por Galo Martín- El tiempo.co
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