Porque, después de muchos años en que el mundo me ha permitido
variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las
obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol.
Albert Camus
¿Qué ingredientes
tiene el fútbol para que convoque tantos intereses? Un análisis superficial nos
podría llevar a la conclusión de que este deporte masivo despierta interés en
masas amorfas que se unifican alrededor de ídolos construidos por el poder de
los medios y de la publicidad. Pero nuestro asombro aumenta cuando encontramos
que personajes notables, por ejemplo intelectuales de renombre han dedicado
páginas elogiosas al fútbol.
Y sus nombres son garantía de que no son individuos amorfos
perdidos en una masa, pues por sus escritos sabemos que están curados de ser
ovejas sumisas que siguen al rebaño. Tal es el caso de Alberto Camus, o Edgar
Morin, por ejemplo. Umberto Eco no ha sido indiferente al fenómeno y lo ha
analizado desde su perspectiva de la cultura de masas.
Alberto Camus dedicó una bella página a este deporte la que
tituló "Lo que debo al fútbol" la cual es citada insistentemente
cuando se toca el tema. Según su afirmación el fútbol le inspiró su saber moral
y de comportamiento de los hombres. Según Camus, entonces, en el fútbol podemos
aprender tanto como de la filosofía práctica. Podríamos pensar que Camus dice
esto desde una perspectiva en que el fútbol todavía no se había contaminado de
la comercialización de la publicidad que ahora lo invade.
Sin embargo, más recientemente Edgar Morin también le dedicó
afirmaciones elogiosas como la que inspira el título de esta columna: "No
veo el fútbol como una forma de alienación moderna, lo siento más bien como una
poesía colectiva". Este filósofo y científico francés, quien preside la
comisión que creó el consejo científico nacional francés para la reforma del
pensamiento y de la enseñanza, declaró a la prensa, en el reciente mundial de
fútbol en ese país: "He anulado todas mis citas y mis compromisos durante
el mundial para dedicarme a ver los partidos". Tal vez comparta la
apreciación de Camus: "no hay un lugar de mayor felicidad humana que un
estadio lleno de fútbol".
El novelista checo Milán Kundera los acompaña en sus
elogios: "creo que el fútbol es un pensamiento que se juega, y más con la
cabeza que con los pies". Kundera acompañó al equipo francés, según el
reportaje del periodista y escritor Germán Santamaría, enviado especial para
este evento del periódico El Tiempo de Bogotá, quien agrega esta poética frase:
"tal vez ellos (los jugadores) tengan la hermosura y la tragedia de las
mariposas, que vuelan tan, tan alto y tan bello pero que jamás pueden apreciar
y admirarse en la belleza de su vuelo".
Este periodista cita
también a la octogenaria Francoise Sagan: "el fútbol me recuerda viejos e
intensos amores, porque en ningún otro lugar como en el estadio se puede querer
u odiar tanto a alguien".
El fútbol permite sacar a relucir la faceta lúdica del ser
humano. Esa faceta que permite al niño empezar a construir su mundo simbólico y
que no debemos perder nunca. La faceta lúdica permite una gratificación
individual o de grupo desinteresada. Pero también desarrolla necesidades de
defensa individual y de especie. El juego es el principal elemento constructor
de los esquemas de socialización y de respeto de reglas.
Y el juego físico, el deporte, en el que se emplea el cuerpo
en sus mejores expresiones, no sólo físicas sino también pasionales debería
contribuir a la estetización de la vida cotidiana. "Es algo bellísimo; al
menos tan hermoso como el sexo, la reflexión filosófica y los juegos de azar en
que se apuestan frijolitos" al decir de U. Eco.
Pero el fútbol en su actual versión se ha desfigurado. No es
juego para los jugadores profesionales, sino trabajo y tormento. Para el
espectador tiene tanto de manía (de nuevo Eco) como el comportamiento de quien
fuera domingo a domingo a ver parejas que hacen el amor o fingen hacerlo.
En los equipos nos
quieren hacer ver el símbolo de las nacionalidades y nos apasionamos por ello,
sin para mientes en que es un espectáculo montado para producir dividendos
económicos. Ya no es tan importante en la camiseta el nombre del país como el
de las marcas que pagan por aparecer en las pantallas que las enfocan.
Pero aun así, conserva su poesía. La poesía del cuerpo en
acción que todos desearíamos tener. La poesía de la plasticidad física. Y es
este ingrediente de la poesía el que finalmente todavía salva al fútbol. Como
finalmente salva la vida.
Por Jorge Echeverry González.
"Todo lo bello muere en el hombre... pero no el fútbol".
"Mi afición al mundo trata de un afán compensatorio. No escribiría de fútbol si hubiera logrado ser siquiera un futbolista mediano. Una vez desatado este vicio, me interesa mostrar que el fútbol no consta solo de acciones, sino de lo que ocurre en la mente de los aficionados. Mis crónicas tratan de eso, del fútbol como sistema de representación". Juan Villoro.
"El fútbol es más sentimiento, complicidad que pizarra o estrategia". Pep Guardiola.
"La belleza del fútbol resulta difícil de explicar, pero es muy fácil de descubrir". Tiene que ver con los jugadores, quedó dicho, pero también con un conjunto de actitudes. ¿Lo que importa es el resultado? Esa es una manera bastarda de ver el fútbol. Importa la ambición, la audacia, la entrega generosa de todos en defensa de una idea grande". Jorge Valdano.
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