UN COMPROMISO EN DONDE SE JUEGAN DEMASIADAS COSAS
“El desafío es que el jugador
encuentre placer en la obligación”.
Comienza el Mundial, y es bueno
hacer notar desde ya, la experiencia que se vive a pocas horas del partido
debut en el Mundial, nada más y nada menos. A simple vista parece que es un
partido más de los tres que se juegan en la fase de grupos, pero éste primer
partido tiene una trascendental importancia y llena al jugador, en la previa,
de momentos de gran ansiedad, la expectativa va cargada de mucha presión que le va llevando a un estado
psicológico tremendo y que lo invita a
ponerse en alerta pues estará ya en juego la ilusión que te trajo a este
torneo, entrar al campo con la máxima concentración, poner la mayor intensidad
en todos sus actos dentro de los 90 minutos, para entregar lo mejor de sí,
hacer equipo más que nunca, y que se sientan
bien el resto de sus compañeros, y sacar
este crucial juego adelante.
Ya que no solo importa el
resultado - en gran medida – sino dejar
la mejor impresión que se pueda, no solo a tu propia fanaticada, a la crítica
en general, sino a los rivales que
analizarán todos y cada uno de los movimientos tanto individuales como
colectivos mostrados en este partido.
Quien no juega el primer partido
como se debe jugar esta clase de compromisos, pone en peligro el éxito del
segundo y terminará lamentando no sólo el tercero sino una posible eliminación
y regreso pronto a casa con todo un país decepcionado.
El fútbol es un deporte en donde
el estado de ánimo juega un papel decisivo. Hay que entrar al campo y jugar ese
partido dejando de lado el miedo escénico, invitado especial que nunca falta, y
tener presente que: “Todos sienten ese rigor en la boca del estómago, ésa
presión, la obligación de que no te podés equivocar, que tenés que hacerlo todo
bien, entrar y conseguir el objetivo que es ganar, pero que los mejores, los más capaces, los que al
final se imponen son los que mejor lo controlan”. Ahí está el secreto. Todos lo
sienten y hay que vencerlo y dejar todo de lado en este primer e importantísimo
juego.
“Sólo los mejores tienen
incorporados el atrevimiento, la valentía y la rebeldía en su actitud
futbolística. Esa fuerza interior y ese impulso creativo pasan por encima de la
presión y por encima de los cien mil espectadores”.
Este Mundial, tiene
particularidades especiales que irán inclinando la balanza de los rendimientos
bajo su influencia. Cada partido hay que jugarlo como si fuera el partido de la
vida, es un torneo corto y si caes, por ahí no tendrás tiempo de recuperarte, algunos
equipos, casi todos, han sufrido bajas por lesiones de figuras claves, de
jerarquía, que venían jugando con la ilusión de vivir esta experiencia y dejarlo todo, pero que el trajín, el desgaste
de un temporada muy exigente, el azar que siempre está presente, ha dictaminado
que se lo perderán y no poder llenar los estadios brasileños con su clase, con
su maravilloso talento, sus inspiraciones en cualquier momento de un partido.
Como por ejemplo, Falcao
(Colombia), Suárez (Uruguay), Pepe
(Portugal)– no se sabe si estará al 100%, lo mismo Cristiano Ronaldo
(Portugal), Matías Fernández (Chile), Castillo (Ecuador), Montes (México),
Montolivo (Italia), Valencia (Colombia), Perea (Colombia), Ribéry (Francia),
Thiago (Brasil), algunos más que en
estos momentos tienen a sus entrenadores pensando más de lo normal, en la
búsqueda de compensar su ausencia de la mejor forma posible.
Estas situaciones juegan y mucho en las
posibilidades de algunos equipos que en secreto trabajan arduamente para poner
bien a sus jugadores que están en duda y poderlos utilizar en el mejor nivel de
su rendimiento. Y no olvidemos que en Brasil se juega a grandes temperaturas en
unas ciudades, en otras no, y que la humedad en muchos regiones, va a obligar a
tener inteligencia en las estrategias tácticas, suerte para manejar las variantes,
estrategias entre juego y juego de recuperación de sus jugadores tanto físicas
como mentales, para tener mejores
posibilidades de lograr los objetivos planteados.
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