ASPECTOS GENERALES DE LA TÁCTICA Y DEL JUEGO -. III
La táctica no es tan importante como la actitud. Y eso es lo que hay que mantener en la mente de los jugadores. Cuando estemos en ataque y perdemos la pelota no tenemos que correr a encerrarnos atrás, sino recuperarla ahí, cerca de donde la perdimos. Así se protagoniza. Los partidos hay que dominarlos. Además, si te parás como contragolpeador, es porque el rival te está obligando, no porque haya sido previsto.
El pensamiento del equipo hay que instalarlo en el marco de la colectividad, resignando decididamente los intereses personales a los intereses colectivos. Hay que cohesionarse como si fuera una unidad única pero respetando sus individualidades, uniendo sus fuerzas, importando más el nosotros al yo. Apostando al resultado de esta fusión.
El entrenador es la cabeza del grupo, pues bien, una de las características que debe tener y que tienen las personas que triunfan, es que no ven tanto las cosas como son, sino que ven las cosas como pueden llegar a ser. Hay que tener la visión de verlas tal y como se desea que sucedan.
Ahora que somos entrenadores siempre debemos jugar el partido antes que los jugadores. Será importante tomar decisiones en frío, para no ser traicionado por las emociones. Si tomas malas decisiones castigarás a tu equipo, los jugadores se llenarán de dudas y confusiones, el hincha tendrá cada vez más miedo a tus cambios o que hagas lo de siempre. Para ser preciso en la toma de decisiones el entrenador tendrá que visualizar el partido con anterioridad en una y mil circunstancias. Tener listas variantes, en todo aspecto.
“Se juegan tres partidos: el que se prepara, el real y el analizado”. Louis Vaan Gaal.
El entrenador debe irradiar en todo momento un gran equilibrio entre la razón y la emoción. Siempre. Nunca perder el sitio. Por nada del mundo. Así será tu equipo, un conjunto de jugadores capaces de controlar el ambiente que los rodea y de responder, que es lo más importante, de forma adecuada.
La mejor forma de preparar a un equipo para la fase sin balón es tener una buena fase con balón. La posesión de pelota te da orden en el trámite del juego. La organización la trabajás en la semana.
El jugador es el dueño de la táctica, porque es él quién decide la acción a realizar ante las diferentes, imprevistas y cambiantes situaciones que se presentan durante el desarrollo del juego. Hay que marcar unas pautas específicas y generales de actuación, trazar un libreto para que el equipo se mueva operacionalmente en un funcionamiento coherente, exigir un rigor y disciplina en el comportamiento con objeto de neutralizar y superar al rival. En la semana somos, como entrenadores, los dueños de la táctica, orientamos y encauzamos las directrices tácticas, para que el jugador con su talento las cumpla, interprete, se luzca según su capacidad.
Para eso hemos de desarrollar un trabajo que mejore cuatro aspectos importantes en el jugador: su cultura táctica para que el jugador tenga muchas respuestas ante diversas situaciones; memoria táctica para que pueda recordar respuestas cuando las necesite; inteligencia táctica que le permitirá escoger la mejor solución en la práctica ante los problemas que se le plantearán y habilidad táctica para enlazar todo lo entrenado con la ejecución correcta con o sin balón.
“El único lugar donde podemos hacer respetar la profesión del entrenador es desde el crecimiento del futbolista”.
“Hay que correr, pero correr para jugar mejor. Hay que motivar al jugador para que piense más. Hay que acostumbrarlo a jugar a un toque, a dos toques, a tres toques. Alrededor de quién tiene la pelota debe haber apoyos, movimiento, agrupamiento de líneas para imponer superioridades numéricas, desmarques, desdoblamientos. A la pelota hay que darle movimiento, velocidad, para que el juego tenga elaboración. El mejor futbolista es quién es capaz de resolver dentro de una dinámica colectiva mayores acciones de juego, no el que más corre.
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