sábado, 20 de diciembre de 2014

¿MIRAMOS O VEMOS EL FÚTBOL?



¿ ¿lo hacemos con las gafas adecuadas?
Sábado, Diciembre 20-2014
Por: Pedro Gómez


 Un grupo de científicos encerraron a 5 monos  en una jaula, en cuyo centro situaron una escalera y  sobre ella, un racimo de plátanos. Cuando un mono subía la escalera para coger los plátanos, los investigadores lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo sujetaban y golpeaban. Pasado algún tiempo, ningún mono subía a la escalera a pesar de la tentación de los plátanos.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. Lo primero que hizo fue subir la escalera, pero fue rápidamente bajado a golpes por los otros. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más  a la escalera. Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente el último de los veteranos fueron sustituidos. 

Los científicos se quedaron entonces con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentase llegar a los plátanos. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: “No sé, las cosas siempre las hemos hecho así”.

No sé si por pereza o  cabezonería,  entrenadores y preparadores físicos, convencidos de nuestro control y conocimiento absoluto sobre el juego y su desarrollo, solemos cuestionarnos muy poco o nada aquellas actuaciones que día a día, ponemos en práctica en nuestros equipos.
Somos como los monos que golpean al nuevo y hambriento compañero, recelamos de aquellas corrientes de pensamiento que atentan contra la estabilidad de nuestras creencias e intentamos destruirlas sin saber si estas pueden acercarnos el racimo de plátanos y así saciar nuestro apetito futbolístico.

¡Para nada es mi intención anteponer las nuevas creencias o actuaciones del nuevo mono visitante a las del resto de compañeros que llevan experimentando durante años la dinámica de su jaula!…, pero al menos, creo que se debería respetar su presunción de inocencia y no apalearle hasta que al menos le hayamos escuchado y permitido explicarse.
Al ser humano todavía le queda algo de mono, no cabe duda. Actuamos convencidos de que aquello que decimos o hacemos es perfecto y que las cosas deben de seguir así sin preguntarnos si no es posible que exista otra perspectiva desde donde contemplar las cosas, otras gafas que además de mirar, nos permitan ver las complejas e intrincadas interacciones que se dan dentro de los sistemas dinámico complejos adaptativos como el fútbol.

“Mi equipo debe de hacer recuperación el día después del partido porque la ciencia de la fisiología dice que es lo mejor para sus sustratos metabólicos”.
“Tenemos que hacer 12 repeticiones de este ejercicio porque si no es así no estimularemos la capacidad de resistencia a la fuerza de mis futbolistas, y además, con 90 segundos de recuperación entre cada una de ellas si no queremos fatigar su sistema neuromuscular”.
“Cada vez que suba uno de mis laterales, el otro debe de quedarse estático en su posición”.
…pero…¿y si el equipo llegó de viaje a las 4 de la madrugada y la saturación emocional de la semana anterior fue elevada?¿recuperamos mañana?; y si el presidente del equipo está observando la sesión de entrenamiento y aquellos jugadores que finalizan contrato este año están realizando un sobreesfuerzo en cada repetición para que este considere su implicación y les renueve…¿seguimos haciendo 12 repeticiones? ¿descansamos lo mismo?; y si al subir los dos laterales simultáneamente, debido a su capacidad de interacción con jugadores de interior mi equipo se adapta perfectamente y no hace más que provocar el caos en la fase defensiva del equipo rival y su consiguiente transición..¿Seguimos restringiendo sus subidas?.


 Tenemos la mala costumbre de ver líneas de causa efecto en nuestras actuaciones cuando la  realidad más aproximada es que en el fútbol la monocausalidad no existe. Nada ocurre por un único motivo. Las interacciones que se dan entre todos los elementos que integran el sistema influyen de manera fractal con el resultado provocado de modo que aquello que ocurre en un nivel se refleja en otros niveles. El contexto puntual adquiere un valor fundamental para comprender el comportamiento y los procesos de adaptación acaecidos, y puesto que el contexto es dinámico y único, nunca una respuesta estará condicionada por un mismo entorno.

Lamentablemente (aunque estamos todavía a tiempo de renovar nuestras gafas), hemos estado encerrados durante muchos años dentro de una jaula mecanicista, que entiende el fútbol como un conjunto de objetos o partes separables donde sus relaciones e interacciones son secundarias o inexistentes…. Y además, si a esto le añadimos la peligrosa tendencia inconsciente que tiene el ser humano a  rechazar lo que va a contradecir sus ideas y a arropar a aquello que va en consonancia con las mimas,  nos encontramos dentro de un panorama en el que como bien señala Oscar Cano, consumimos ideas preconcebidas, recelamos de lo desconocido y los  saberes mitificados subyugan nuestras actuaciones.

Puede que el pensamiento complejo, al que muchos perseguimos, sea el colirio que nos devuelva la visión nítida de las cosas….pero también, puede que su mala comprensión o aplicación empañe todavía más nuestras gafas.
Yo me pasaré por la óptica de Morín, Balagúe, Schölhorn, Kelso…seguro que me hacen alguna buena oferta.
¿Y tú?..¿Estás dispuesto a mirar la vida y el fútbol con otras gafas?

“Nunca dejes de hacerte preguntas”

Un Abrazo Amigos
Sígueme en : http://www.futbolcontextualizado.com
Pedrogomez7@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario