¿ ¿lo hacemos con las gafas
adecuadas?
Por: Pedro Gómez
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. Lo
primero que hizo fue subir la escalera, pero fue rápidamente bajado a golpes
por los otros. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no
subió más a la escalera. Un segundo mono
fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo
de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El
cuarto y, finalmente el último de los veteranos fueron sustituidos.
Los
científicos se quedaron entonces con un grupo de cinco monos que, aun cuando
nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquél que
intentase llegar a los plátanos. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos
por qué pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta
sería: “No sé, las cosas siempre las hemos hecho así”.
No sé si por pereza o
cabezonería, entrenadores y
preparadores físicos, convencidos de nuestro control y conocimiento absoluto
sobre el juego y su desarrollo, solemos cuestionarnos muy poco o nada aquellas
actuaciones que día a día, ponemos en práctica en nuestros equipos.
Somos como
los monos que golpean al nuevo y hambriento compañero, recelamos de aquellas
corrientes de pensamiento que atentan contra la estabilidad de nuestras
creencias e intentamos destruirlas sin saber si estas pueden acercarnos el
racimo de plátanos y así saciar nuestro apetito futbolístico.
¡Para nada es mi intención anteponer las nuevas creencias o
actuaciones del nuevo mono visitante a las del resto de compañeros que llevan
experimentando durante años la dinámica de su jaula!…, pero al menos, creo que
se debería respetar su presunción de inocencia y no apalearle hasta que al
menos le hayamos escuchado y permitido explicarse.
Al ser humano todavía le queda algo de mono, no cabe duda.
Actuamos convencidos de que aquello que decimos o hacemos es perfecto y que las
cosas deben de seguir así sin preguntarnos si no es posible que exista otra
perspectiva desde donde contemplar las cosas, otras gafas que además de mirar,
nos permitan ver las complejas e intrincadas interacciones que se dan dentro de
los sistemas dinámico complejos adaptativos como el fútbol.
“Mi equipo debe de hacer recuperación el día después del
partido porque la ciencia de la fisiología dice que es lo mejor para sus
sustratos metabólicos”.
“Tenemos que hacer 12 repeticiones de este ejercicio porque
si no es así no estimularemos la capacidad de resistencia a la fuerza de mis
futbolistas, y además, con 90 segundos de recuperación entre cada una de ellas
si no queremos fatigar su sistema neuromuscular”.
“Cada vez que suba uno de mis laterales, el otro debe de
quedarse estático en su posición”.
…pero…¿y si el equipo llegó de viaje a las 4 de la madrugada
y la saturación emocional de la semana anterior fue elevada?¿recuperamos
mañana?; y si el presidente del equipo está observando la sesión de
entrenamiento y aquellos jugadores que finalizan contrato este año están
realizando un sobreesfuerzo en cada repetición para que este considere su
implicación y les renueve…¿seguimos haciendo 12 repeticiones? ¿descansamos lo
mismo?; y si al subir los dos laterales simultáneamente, debido a su capacidad
de interacción con jugadores de interior mi equipo se adapta perfectamente y no
hace más que provocar el caos en la fase defensiva del equipo rival y su
consiguiente transición..¿Seguimos restringiendo sus subidas?.
Tenemos la mala costumbre de ver líneas de causa efecto en
nuestras actuaciones cuando la realidad
más aproximada es que en el fútbol la monocausalidad no existe. Nada ocurre por
un único motivo. Las interacciones que se dan entre todos los elementos que
integran el sistema influyen de manera fractal con el resultado provocado de
modo que aquello que ocurre en un nivel se refleja en otros niveles. El
contexto puntual adquiere un valor fundamental para comprender el
comportamiento y los procesos de adaptación acaecidos, y puesto que el contexto
es dinámico y único, nunca una respuesta estará condicionada por un mismo
entorno.
Lamentablemente (aunque estamos todavía a tiempo de renovar
nuestras gafas), hemos estado encerrados durante muchos años dentro de una
jaula mecanicista, que entiende el fútbol como un conjunto de objetos o partes
separables donde sus relaciones e interacciones son secundarias o
inexistentes…. Y además, si a esto le añadimos la peligrosa tendencia
inconsciente que tiene el ser humano a
rechazar lo que va a contradecir sus ideas y a arropar a aquello que va
en consonancia con las mimas, nos encontramos
dentro de un panorama en el que como bien señala Oscar Cano, consumimos ideas
preconcebidas, recelamos de lo desconocido y los saberes mitificados subyugan nuestras
actuaciones.
Puede que el pensamiento complejo, al que muchos
perseguimos, sea el colirio que nos devuelva la visión nítida de las
cosas….pero también, puede que su mala comprensión o aplicación empañe todavía
más nuestras gafas.
Yo me pasaré por la óptica de Morín, Balagúe, Schölhorn,
Kelso…seguro que me hacen alguna buena oferta.
¿Y tú?..¿Estás dispuesto a mirar la vida y el fútbol con
otras gafas?
“Nunca dejes de hacerte preguntas”
Un Abrazo Amigos
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Pedrogomez7@hotmail.com
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