Todo Mundial que se respete tiene
sus sorpresas.
Ya llegó la primera y esta no entraba en la
mente de nadie en el mundo entero, nadie. No tanto por el triunfo de Holanda
también por el abultado 5 a 1, y al actual Campeón del Mundo.
Holanda no llegaba bien al debut.
Rodeado de críticas, inseguridades, desconfianza, un ambiente poco grato para
Van Gaal y sus jugadores. Pero partido de debut, es especial. Te levanta o te
tira a la lona. Si ganas te fortalece, pero tampoco se puede caer en los
efectos nocivos de la euforia exagerada y si pierdes, de entrada te está
probando de qué estás hecho, si en verdad estás capacitado para superar tus
límites y lograr tu objetivo.
España llegaba transmitiendo
positivismo y también dudas. Por ejemplo: Casillas declaró: ”Esta selección se
ha ganado el derecho de fallar”. Con respeto, no me parece, creo que en el
fútbol ningún éxito te inmuniza. Y justo hoy cometió errores que contribuyeron
a la derrota. Del Bosque: “Esta selección no es veterana. Es madura”. Declaró
así porque en su país se habla de algunos jugadores que aparentemente ya no
tienen con qué responder como en tiempos pasados. Entonces llegó el momento de
demostrar que está preparada para soportar el otro lado de la moneda: la
derrota, el perder, el no ganar. Ramos: “Queremos repetir título. Vamos a dejar
el alma”. Una motivación, promesa, generar contagio para que el equipo se meta
al 100% y juegue como nos tiene acostumbrados.
De todas maneras ahora veremos
qué camino tomará España: se levanta y juega para defender un título y superar este
mal resultado, como lo hizo en Sudáfrica –perdió con Suiza 0 a 1 en el debut- o juega defendiendo un estilo, un fútbol que enamoró, que encantó al
mundo entero y así ganó todo. Dejando de lado a la perdedora furia española y regalando este juego de
posesión, de combinaciones inteligentes, hacer prevalecer una propuesta
netamente ofensiva sin perder el equilibrio. Los resultados son fugaces. No hay
que tomar hoy conceptos determinantes. Esto es fútbol, un deporte de errores.
Intentar cometer los menos posibles y enderezar camino.
Costa Rica llegó y pegó duro. Y
nada menos que a Uruguay. Es cierto que Uruguay hace rato –precisamente luego
de ganar la Copa América- que se vino en caída, hasta llegar a clasificar al
Mundial por repechaje. No levantan los charrúas, ni individualmente y menos en
su funcionamiento de equipo, que lo presentaba como un equipo serio, sólido en
defensa, fuerte en ataque y las transiciones y que hoy ha perdido la ligazón,
el nexo entre todo eso, ya que no hay nada más construido que el jugar. Jugar
no es un fenómeno natural, sino construido. Deberán de nuevo atender el juego
en su complejidad. Recuperar esa actitud que los hizo un equipo de respeto a
nivel internacional.
La sorpresa grande Costa Rica,
con un excepcional planteamiento de Jorge Luis Pinto. Un 5-4-1 fuerte en
defensa, muy concentrado, agresivo al máximo, armónico en sus movimientos, un
mediocampo que se repartió sin ninguna duda la actitud de desdoblarse en ataque
y llegar a gol para ganar el juego y rearmarse rápido para realizar presiones
en zona dos y quitarle espacios a su adversario en su zona ofensiva. Un equipo
con gran oficio y variabilidad en táctica fija. Buena pegada y especialistas
para ir a buscar ese lanzamiento preciso. Vencieron sin discusión a un grande.
Han escrito una extraordinaria página histórica. Un triunfo inobjetable,
emocionante, merecido.
Es el torneo más importante a
nivel de selecciones en el mundo. Es corto, se juega luego de una larga temporada
de clubes con cerca de 60 partidos, Brasil es calor más humedad y lluvia.
Cualquier cosa puede pasar. Los jugadores se les exige que den todo, que
superen sus límites en su esfuerzo por ganar un partido, pero no se sabe hasta
dónde aguanten. Son detalles aleatorios que son invisibles, pero de repente son
protagonistas directos del desenlace de este certamen. Las sorpresas están allí
agazapadas y en cualquier momento lanzan su zarpazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario