miércoles, 15 de junio de 2016

DEL CHOLO SIMEONE.


Los Diez Mandamientos de Simeone.

Sin que aún se haya cumplido un año de la llegada de Diego Pablo Cholo Simeone al banquillo del Atlético de Madrid, el Cholismo ha calado hondo en la afición colchonera.
Desde el principio, como buen comunicador y buen fajador ante los medios, por su dilatada experiencia como jugador y entrenador de élite en España, Argentina e Italia, Simeone aprovecha sus declaraciones y ruedas de prensa, lo primero, para marcar su territorio: manifiesta inequívocamente su autoridad, y pocas bromas e ironías permite contra el sentimiento atlético. Y en el momento adecuado, expande mensajes directos y eficaces a sus jugadores, afición y entorno colchonero.

Con sus frases más celebradas, a manera de preceptos, se puede confeccionar el decálogo del Cholismo, que el aficionado rojiblanco abraza ciegamente como credo. Aquí van compendiados algunos de los más brillantes axiomas de la causa.

“El esfuerzo no se negocia”.
Breve, directa y eficaz, con esta frase, prácticamente nada más aterrizar para hacerse cargo del club, estrenó Simeone sus mandamientos. A manera de titular periodístico, de conditio sine qua non, caló inmediatamente en la prensa, el club y la afición rojiblanca, que enseguida entendió que el argentino no iba a admitir excusas en el sacrificio y la entrega de los suyos.

Prefiero llegar una vez y hacer gol, que llegar quince y no marcar ni un solo tanto”.
Una de sus frases peor interpretadas. Dio lugar a que, desde algunos medios, se le identificara con un esquema de juego de equipo menor, encerrado en su portería defendiendo vencer por la mínima. Nada más lejos de la realidad. Su instinto competidor le hace preferir la eficacia en detrimento del control estéril. Ante tanto debate, sus números están ahí y sus exhibiciones han pasado ya a formar parte de la memoria colchonera. En el Vicente Calderón, su equipo luce unas estadísticas demoledoras en partidos ganados y goles a favor. Y a domicilio el equipo ha conseguido goleadas incontestables en campos tan difíciles como los de Lazio, Besiktas, Real Sociedad, Betis y las 2 finalísimas de Europa League y Supercopa de Europa.

“Cuando el corazón y la mente están unidos, todo es posible”.
Gran psicólogo y motivador, Simeone ha sabido desde el primer día transmitir a toda su plantilla lo que significa vestir la camiseta del Atlético de Madrid, tanto a los recién llegados, como a los más tibios, fríos y acomodados e incluso a los que, criados en las categorías inferiores del club, llevan lo rojiblanco en su adn. Y su equipo, con Germán Mono Burgos como su segundo y siempre con ese buen humor y optimismo que ya lució como portero rojiblanco, incide y rema en esa misma dirección. Una vez que ha logrado llegar al corazón del jugador, la cabeza asimila con raciocinio y vislumbra con determinación los objetivos.

“Para jugar con intensidad, hace falta tensión”.
Simeone exige del jugador estar en tensión desde el mismo momento en que el partido se inicia y hasta el último minuto del encuentro. No hay relajación.
Errores y despistes de concentración, que en anteriores etapas fueron demasiado frecuentes, rara vez se ven ahora en el equipo, juegue quien juegue. Y pide al jugador compromiso e intensidad en todos los lances, en todos los rincones del campo, a lo largo de todo el tiempo reglamentario.

“Estoy feliz por los jugadores, por la gente, porque mañana los niños se van a poner la camiseta del Atlético para ir al colegio”.
Una frase especialmente feliz, a la conclusión de la final de la Europa League en Bucarest ante el Athletic de Bilbao, tras la exhibición que mostró al mundo que el Atlético de Madrid, tras su primoroso y contundente 3-0, había regresado mucho antes de lo que la gente (incluído algún ex-técnico, que vaticinó -cual Bela Guttman– otros 40 años de espera para el próximo trofeo…) se imaginaba. El recuerdo a los sinsabores y malos momentos que todos los atléticos hemos tenido que padecer de niños por defender nuestros colores, llegó al corazón de la afición. Un mensaje que magnificaba con la cabeza bien alta el orgullo de ser del Atleti.

A la gente del Atlético de Madrid la conocemos: siempre estará y siempre está“.
Y casi de inmediato, también en Bucarest, Simeone dirigió unas palabras valorando a los que se desplazaron a Rumanía y apoyaron sin desmayo al equipo. Y que sirven también como reconocimiento a toda la afición colchonera, la de los abuelos, hijos y nietos que llenan el estadio y los que desde todos los rincones de España siempre apoyan al equipo en los buenos y en los malos momentos. Esa afición que reacciona como un resorte cuando el Cholorecurre a ellos y les excita para que insuflen su incansable aliento en los momentos que el equipo más lo necesita.

“Tenemos un equipo más competitivo que el año pasado”.
La nueva temporada 2012-13 se iniciaba con ilusión tras el pulso y el empaque que el equipo había demostrado desde que Simeone aceptó, el 23 de diciembre de 2011, el cargo de entrenador. A pesar del reciente éxito europeo, la marcha del centrocampista brasileño Diego Ribas, supuso una decepción entre la hinchada, que veía fundamental y necesaria la calidad del jugador carioca para mantener la creación de juego del equipo y ratificar el salto adelante del club.
Pero Simeone, en vez de lamentar esta situación, miró hacia adelante y supo motivar al resto de la plantilla, haciéndoles entender que creía en ellos. Fue una muestra de plena confianza hacia todos sus jugadores, a los del año anterior, a los nuevos fichajes, a los canteranos del filial y a los repescados que volvieron tras una temporada de cesión. Todos iban a tener su oportunidad. Los jugadores lo agradecieron, el Cholo lo cumplió y la consigna le funcionó.

“Las finales no se eligen; se juegan y se ganan”.
En la línea de otras frases de ese otro gran motivador y símbolo de lo colchonero que es Luis Aragonés y que forman memoria del ideario colectivo (“Ganar, ganar, ganar…y después ganar” o la muy similar “Las finales no se juegan, se ganan”). Previo al partido de la final de la Supercopa de Europa ante el Chelsea, el Atleti llegaba como víctima. Ante los comentarios sobre la condición de favorito del equipo inglés, reforzado en cuanto a fichajes en el mercado veraniego, y que si hubiera preferido otro rival, el Choloaprovechó hábilmente para lanzar una máxima ganadora y positiva que motivó de nuevo y caló en los huesos de sus jugadores.

“Escuchen bien. Quiero contarles por qué ganaron estos chicos el partido de ayer. Porque jugaron con el corazón de todos ustedes”.
Como colofón a la celebración en la fuente de Neptuno por la consecución del título de Supercampeón de Europa en Mónaco ante el Chelsea, en una nueva exhibición 1-4 ante todo el planeta futbolístico, Simeone profirió, ataviado con una bufanda colchonera en su muñeca, una de sus más elaboradas pero sin duda emotivas frases. ¿A quién no se le han saltado las lágrimas o puesto la carne de gallina al escucharlas? En directo durante los festejos o reproducidas en diferido una y otra vez. Uno no se cansa de escucharlas. Van directas al sentimiento y orgullo de todo el que sabe lo que significan las rayas rojas y blancas.

“Para cambiar la camiseta del Atlético de Madrid, vos tenés que pedirle dos al rival”.
Su última perla hasta el momento. Desde su etapa como jugador, y no sólo en los buenos momentos (el Doblete 1995-96) sino también en los malos (el sufrimiento del año anterior eludiendo el descenso a 2ª División en el último partido de Liga; el linchamiento a que fue sometido tras el pisotón que le propició a Julen Guerrero en un partido en San Mamés, y que le hizo salir del club por la puerta de atrás antes de que concluyera la temporada 1996-97), Simeone ha defendido el escudo como pocos. De nuevo un mandamiento hacia lo que significa la camiseta, y el orgullo de vestirla y defender los colores rojiblancos del Atleti. Nunca sabremos si el Cholo llegó a desechar una simple camiseta contraria al no verse aceptadas sus condiciones de trueque por el rival. Pero desde luego, se non è vero, è ben trovato.

Rafael Valentín-Pastrana
@rvpastrana


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