Los Diez Mandamientos de Simeone.
Sin que aún se haya cumplido un año de la llegada de
Diego Pablo Cholo Simeone al banquillo del Atlético de Madrid,
el Cholismo ha calado hondo en la afición colchonera.
Desde el principio, como buen comunicador y buen
fajador ante los medios, por su dilatada experiencia como jugador y
entrenador de élite en España, Argentina e Italia, Simeone aprovecha sus
declaraciones y ruedas de prensa, lo primero, para marcar su territorio:
manifiesta inequívocamente su autoridad, y pocas bromas e ironías permite
contra el sentimiento atlético. Y en el momento adecuado, expande
mensajes directos y eficaces a sus jugadores, afición y entorno colchonero.
Con sus frases más celebradas, a manera de preceptos,
se puede confeccionar el decálogo del Cholismo, que el
aficionado rojiblanco abraza ciegamente como credo. Aquí van compendiados
algunos de los más brillantes axiomas de la causa.
“El esfuerzo no se negocia”.
Breve, directa y eficaz, con esta frase, prácticamente
nada más aterrizar para hacerse cargo del club, estrenó Simeone sus
mandamientos. A manera de titular periodístico, de conditio sine qua
non, caló inmediatamente en la prensa, el club y la afición
rojiblanca, que enseguida entendió que el argentino no iba a admitir
excusas en el sacrificio y la entrega de los suyos.
“Prefiero llegar una vez y hacer gol, que
llegar quince y no marcar ni un solo tanto”.
Una de sus frases peor interpretadas. Dio lugar a que,
desde algunos medios, se le identificara con un esquema de juego de equipo
menor, encerrado en su portería defendiendo vencer por la mínima. Nada más
lejos de la realidad. Su instinto competidor le hace preferir
la eficacia en detrimento del control estéril. Ante tanto
debate, sus números están ahí y sus exhibiciones han pasado ya a formar parte
de la memoria colchonera. En el Vicente Calderón, su equipo luce unas
estadísticas demoledoras en partidos ganados y goles a favor. Y a domicilio el
equipo ha conseguido goleadas incontestables en campos tan difíciles como los
de Lazio, Besiktas, Real Sociedad, Betis y las 2 finalísimas de Europa League y
Supercopa de Europa.
“Cuando el corazón y la mente están unidos, todo es
posible”.
Gran psicólogo y motivador, Simeone ha sabido desde el
primer día transmitir a toda su plantilla lo que significa vestir la camiseta
del Atlético de Madrid, tanto a los recién llegados, como a los más tibios,
fríos y acomodados e incluso a los que, criados en las categorías
inferiores del club, llevan lo rojiblanco en su adn. Y su equipo, con Germán Mono Burgos
como su segundo y siempre con ese buen humor y optimismo que ya lució como
portero rojiblanco, incide y rema en esa misma dirección. Una vez que ha logrado
llegar al corazón del jugador, la cabeza asimila con raciocinio y vislumbra con
determinación los objetivos.
“Para jugar con intensidad, hace falta tensión”.
Simeone exige del jugador estar en tensión desde el mismo
momento en que el partido se inicia y hasta el último minuto del encuentro. No
hay relajación.
Errores y despistes de concentración, que en anteriores etapas fueron demasiado frecuentes, rara vez se ven ahora en el equipo, juegue quien juegue. Y pide al jugador compromiso e intensidad en todos los lances, en todos los rincones del campo, a lo largo de todo el tiempo reglamentario.
Errores y despistes de concentración, que en anteriores etapas fueron demasiado frecuentes, rara vez se ven ahora en el equipo, juegue quien juegue. Y pide al jugador compromiso e intensidad en todos los lances, en todos los rincones del campo, a lo largo de todo el tiempo reglamentario.
“Estoy feliz por los jugadores, por la gente, porque
mañana los niños se van a poner la camiseta del Atlético para ir al colegio”.
Una frase especialmente feliz, a la conclusión de la final
de la Europa League en Bucarest ante el Athletic de Bilbao, tras la exhibición
que mostró al mundo que el Atlético de Madrid, tras su primoroso y
contundente 3-0, había regresado mucho antes de lo que la gente
(incluído algún ex-técnico, que vaticinó -cual Bela Guttman– otros 40 años
de espera para el próximo trofeo…) se imaginaba. El recuerdo a los sinsabores y
malos momentos que todos los atléticos hemos tenido que padecer de niños por
defender nuestros colores, llegó al corazón de la afición. Un mensaje que
magnificaba con la cabeza bien alta el orgullo de ser del Atleti.
“A la gente del Atlético de Madrid la conocemos:
siempre estará y siempre está“.
Y casi de inmediato, también en Bucarest, Simeone dirigió
unas palabras valorando a los que se desplazaron a Rumanía y apoyaron sin
desmayo al equipo. Y que sirven también como reconocimiento a toda la
afición colchonera, la de los abuelos, hijos y nietos que llenan el estadio y
los que desde todos los rincones de España siempre apoyan al equipo en los
buenos y en los malos momentos. Esa afición que reacciona como un resorte
cuando el Cholorecurre a ellos y les excita para que insuflen su
incansable aliento en los momentos que el equipo más lo necesita.
“Tenemos un equipo más competitivo que el año pasado”.
La nueva temporada 2012-13 se iniciaba con ilusión tras el
pulso y el empaque que el equipo había demostrado desde que Simeone aceptó, el
23 de diciembre de 2011, el cargo de entrenador. A pesar del reciente éxito
europeo, la marcha del centrocampista brasileño Diego Ribas, supuso una
decepción entre la hinchada, que veía fundamental y necesaria la calidad
del jugador carioca para mantener la creación de juego del equipo y ratificar
el salto adelante del club.
Pero Simeone, en vez de lamentar esta situación, miró hacia
adelante y supo motivar al resto de la plantilla, haciéndoles entender que
creía en ellos. Fue una muestra de plena confianza hacia todos sus jugadores, a
los del año anterior, a los nuevos fichajes, a los canteranos del filial y
a los repescados que volvieron tras una temporada de cesión. Todos iban a
tener su oportunidad. Los jugadores lo agradecieron, el Cholo lo
cumplió y la consigna le funcionó.
“Las finales no se eligen; se juegan y se ganan”.
En la línea de otras frases de ese otro gran motivador y
símbolo de lo colchonero que es Luis Aragonés y que forman memoria del ideario
colectivo (“Ganar, ganar, ganar…y después ganar” o la
muy similar “Las finales no se juegan, se ganan”). Previo
al partido de la final de la Supercopa de Europa ante el Chelsea, el Atleti llegaba
como víctima. Ante los comentarios sobre la condición de favorito del equipo
inglés, reforzado en cuanto a fichajes en el mercado veraniego, y que si
hubiera preferido otro rival, el Choloaprovechó hábilmente para
lanzar una máxima ganadora y positiva que motivó de nuevo y caló en los
huesos de sus jugadores.
“Escuchen bien. Quiero contarles por qué ganaron estos
chicos el partido de ayer. Porque jugaron con el corazón de todos ustedes”.
Como colofón a la celebración en la fuente de Neptuno por la
consecución del título de Supercampeón de Europa en Mónaco ante el Chelsea, en
una nueva exhibición 1-4 ante todo el planeta futbolístico, Simeone
profirió, ataviado con una bufanda colchonera en su muñeca, una de
sus más elaboradas pero sin duda emotivas frases. ¿A quién no se le han
saltado las lágrimas o puesto la carne de gallina al escucharlas? En directo
durante los festejos o reproducidas en diferido una y otra vez. Uno no se cansa
de escucharlas. Van directas al sentimiento y orgullo de todo el que sabe lo
que significan las rayas rojas y blancas.
“Para cambiar la camiseta del Atlético de Madrid, vos
tenés que pedirle dos al rival”.
Su última perla hasta el momento. Desde su etapa como
jugador, y no sólo en los buenos momentos (el Doblete 1995-96) sino también en
los malos (el sufrimiento del año anterior eludiendo el descenso a 2ª División
en el último partido de Liga; el linchamiento a que fue sometido tras el
pisotón que le propició a Julen Guerrero en un partido en San Mamés, y que le
hizo salir del club por la puerta de atrás antes de que concluyera la
temporada 1996-97), Simeone ha defendido el escudo como pocos. De
nuevo un mandamiento hacia lo que significa la camiseta, y el orgullo de
vestirla y defender los colores rojiblancos del Atleti. Nunca
sabremos si el Cholo llegó a desechar una simple camiseta
contraria al no verse aceptadas sus condiciones de trueque por el rival. Pero
desde luego, se non è vero, è ben trovato.
Rafael Valentín-Pastrana
@rvpastrana
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