Aprender y entrenar las COMPETENCIAS EMOCIONALES
Por JOSÉ CARRASCOSA
Las competencias emocionales se enseñan, se aprenden y se
entrenan. No es cierto que el carácter determine cómo una persona reacciona
o resuelve situaciones de exigencia, dificultad y conflicto. Nadie tiene porqué
vivir prisionero de sus nervios, enfados, desánimo… hasta el extremos de verse
arrebatadas sus ilusiones y felicidad.
Desde siempre “ser competitivo” se ha relacionado con el
carácter o la personalidad. ¡Creencia equivocada! Entonces,
quien tenía carácter valía para competir mientras que el que no era competitivo
no valía. Desde hace unos años, diez a quince, se piensa que se puede ayudar a
quien es menos competitivo y aparece la figura del psicólogo del deporte y el
coach. Es la situación actual, el presente. Se piensa que algunos deportistas
necesitan la ayuda de un especialista para lograr hacer un trabajo óptimo en
situaciones de exigencia o dificultad.
En mi opinión esta concepción está próxima a cambiar, pronto
será caduca. Cualquier persona necesita aprender a nivel emocional,
mejorar sus competencias emocionales para ganar eficacia, mejorar sus
relaciones sociales, ser fuerte ante la dificultad, saber trabajar en equipo,
tener un espíritu creativo, innovador, emprendedor… Nadie nace enseñado en
nada, menos aun a nivel emocional. Qué mejor que enseñar las competencias
emocionales en un contexto natural como la familia, la escuela, el entrenamiento…
y quién mejor para hacerlo que la madre, el padre, la maestra, el profesor, el
entrenador… Entonces el papel del psicólogo será formar o asesorar a estos
agentes educativos.
Cualquier deportista necesita aprender sobre la gestión
de sus emociones y de las ajenas. No resulta fácil para casi nadie hacer
el mejor trabajo en situación exigente o adversa, focalizar la atención sobre
la tarea sometido a mucha presión, tolerar la frustración cuando no se cumplen
sus expectativas, creer en sí mismo cuando otros dudan de él, esperar en el
banquillo sin perder confianza, convivir con las expectativas que otras
personas se hacen de uno, reconducir el enfado, disfrutar en el momento más
difícil, hacer un trabajo en equipo cuando existen intereses enfrentados,
alinear los propios intereses con los colectivos, apoyar al compañero que deja
a uno en el banquillo, gestionar el enfado ajeno…
AUTONOMÍA EMOCIONAL. La persona ha de ser eficaz en
el ámbito intrapersonal o individual. Una persona es autónoma cuando tiene la
llave de su estado emocional y no vive a merced de las circunstancias,
zarandeado por ellas. Uno aprende a estar por encima de lo que le sucede y sabe
construir su bienestar emocional.
HABILIDADES SOCIALES. La persona debe ser eficaz en
las relaciones interpersonales. Se puede hablar de habilidades sociales cuando
se consiguen las metas con la complicidad de otras personas y el respeto de una
ética personal y social.
RESILIENCIA. La vida es una carrera de obstáculos, no
hay ningún ámbito en el que no puedan surgir dificultades y conflictos. Una
persona resiliente dispone de recursos para superar los cambios, contratiempos,
dificultades, adversidad…
TRABAJO EN EQUIPO. En la sociedad del siglo XXI el
recorrido es bastante corto cuando el camino se pretende hacer en solitario. No
hay un ámbito profesional en el que no haya que compartir el trabajo con otras
personas. Entender la complicidad del equipo para poder satisfacer las metas
personales y saber trabajar en colaboración con otras personas es
imprescindible en la sociedad actual.
LIDERAZGO.El individualismo aflora en nuestra
sociedad. Cada uno va a la suya, resulta difícil encontrar personas que
compartan su visión con otras personas. Escasean las personas con carisma,
ilusionadas, que contagian ilusión, motivadoras, que saben tirar de otras…
Personas con perfil de liderazgo no abundan cuando es una dimensión
imprescindible en el trabajo en equipo.
EMPRENDIMIENTO. Imaginación, creatividad, tomar
iniciativas., innovar, inventar, asumir cierto margen de incertidumbre o
riesgo, son competencias que dibujan una carácter emprendedor. Personas
emprendedoras abren sus oportunidades mucho más que las que no lo son. Estas
competencias están muy bien valoradas tanto en el contexto laboral como
deportivo.
En los próximos artículos iré abordando cómo enseñar y
entrenar cada una de estas competencias emocionales. El entrenamiento
emocional hace posible enseñar y aprender este tipo de competencias. Quien
quiera aprenderlas y entrenarlas para ser más competente puede hacerlo ahora de
forma fácil. Pero también familias, escuelas, colegios, federaciones y clubes
deportivos que quieran enseñar competencias emocionales pueden hacerlo mediante
un programa estructurado que se aplica en la convivencia familiar, en el
trabajo en las aulas o en los campos de entrenamiento
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