SOBRE UNA MANERA DE AMISTAD
Dicen que la palabra Amistad,
proviene del latín amicĭtas, amicitātis, que se
deriva de amicitĭa y significa ‘amistad’. Esta, a su vez, viene de amīcus,
que traduce ‘amigo’, mientras que este último procede de amāre, que
significa ‘amar’. Sin embargo, diferentes estudios crean otra teoría, en la
cual se plantea que amigo es un vocablo griego compuesto por a (“sin”) y ego
(“yo”), por lo que amigo significaría “sin mi yo”. Sin importar cuál de estos
dos significados es el correcto, lo que si se entiende en un lenguaje universal
es que la Amistad, es una relación afectiva y uno de los vínculos
interpersonales más comunes y fuertes que la mayoría de los seres humanos
tienen a lo largo de su vida.
Mientras encuentro las líneas
precisas para lograr descifrar esta palabra, y teniendo en cuenta lo importante
que es en la vida social y lo mucho que significa para cada uno de nosotros, me
resulta asombroso lo poco que se ha escrito sobre la amistad. He pensado en las
amistades, en cómo nacen y por qué duran, algunas tanto tiempo, quizás más
tiempo que los compromisos pasionales
Pero luego me he preguntado a mí
misma si la amistad es realmente cierta. De manera que antes de seguir
escribiendo sobre este utópico y maravilloso mundo, me dirijo a mi biblioteca a
hacer una investigación rápida… Y, oh asombro, no me podría haber desacertado
más. Había infinidad de libros sobre el tema, muchos de ellos bastante nuevos,
pero lo que decían la mayor parte de ellos no tenía demasiado encanto, entonces
parece ser que la amistad sigue siendo en cierto modo un misterio, sabemos que
es necesaria, pero no tenemos claro por
qué la gente la crea y la conserva de manera tan especial.
¿Qué pretendo decir cuando digo
que lo escrito presenta poco interés? Comparemos la amistad con el amor. Sobre
el amor se pueden decir cientos de cosas interesantes, hasta en la música
encontramos la razón de este, Por ejemplo, las personas se enamoran de seres
que les recuerdan a sus madres o padres, o mejor dicho, que al mismo tiempo son
y no son su madre o padre. ¿Es cierto? Puede que sí, puede que no.
¿Interesante? Ciertamente. Ahora miremos
la amistad. ¿A quién elegimos como amigos? A personas más o menos de la misma
edad, con intereses parecidos, por ejemplo los libros. ¿Es cierto? Tal vez.
¿Interesante? Para nada.
Me permito hacer una pequeña
lista de las pocas observaciones sobre la amistad que encontré en mi biblioteca y que realmente son encantadoras.
1. Aristóteles dice que no se
puede ser amigo de un objeto inanimado, ya que éstos no nos pueden devolver la
mistad y nosotros no les podemos desear el bien.
2. El ensayista inglés Charles
Lamb, dice: “Se puede tener amigos,
sin querer necesariamente verlos" Veraz y a su vez
atractivo, como los lazos de amistad, logran separarse de los apegos
pasionales.
3. La Amistad en Occidente, no se
define o se expresa hablando de lo que se siente entre ellos. Basta con comparar
este fenómeno con los excesos de palabras en los amantes. Cuando el amigo
falta, sale el dolor en cantidades. “¡Ay, demasiado tarde!” (Dice Montaigne de
la Boétie, dice Milton de Edward King). (Pregunta: ¿acaso el amor es
charlatán porque el deseo es por
naturaleza ambivalente- Shakespeare, Sonetos-, mientras que la amistad es
melancólica porque es sencilla y sin
ambivalencias?)
Si efectivamente cuesta tanto
decir algo cautivador sobre la amistad, entonces se concreta otra idea: a
diferencia del amor y de la política, que no son nunca lo que dicen ser, la amistad sí lo es. La amistad es pura, leal
y sensible.
Las consideraciones más
interesantes sobre la amistad vienen de la polis más antigua. ¿Por qué? Pues
porque en el pasado, la gente no consideraba la actitud filosófica como una
actitud inherentemente dudosa, y por consiguiente no daban por sentado que la
amistad tenía que ser algo distinto a lo que parecía ser; o bien, al contrario,
llegaron a la conclusión de que si la amistad era lo que parecía y nada más,
entonces no sería un tema para la filosofía.
Y si bien la filosofía, no nos
permite encontrar el concepto exacto a esta hermosa vivencia de la amistad, en
mi observación, encontré las palabras perfectas que podrían definir de cierta
manera la amistad. Jorge Bucay, argentino, escritor, médico y psicoterapeuta
gestáltico, nos presenta Hojas de Ruta. Un libro actual, que plantea de manera
hermosa los grandes encuentros que tenemos en la vida, y a los que muchos
llamamos Amigos:
“Desde hace muchos años, vengo
sosteniendo que la vida es un camino solitario, un trayecto que recorremos desde el canal de parto hasta el
ataúd, de espacios diseñados para un solo cuerpo.
Si bien es indudable que no
“tenemos” a nadie y que nadie debería creer que nos “tiene”, en el recorrido
descubrí que existan los compañeros de ruta.
Otros y otros iguales a mí,
iguales a ti… que caminan en el mismo sendero, en la misma dirección, al mismo
ritmo, al menos por un momento.”
Entonces, La amistad es la
condición de un afecto y de una rutina, como la lectura, hay allí una empatía.
Igual que aquella vez en que auscultaba a Jorge Luis Borges, quien me hablaba de las sombras,
cuando de pronto le encontré un evangelio donde sentenciaba de forma hebrea,
así como Moisés que soñaba con mirtos ardientes
y Borges con panteras destellantes, me dijo: “Felices los que guardan en
la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán a luz a sus
días”.
Luego de eso fui feliz, porque
comprobé que no sostenía un volumen de pasta dura, hojas apasteladas y letras
en castellano, sino un símbolo, un cuerpo y una lengua que para mí solipsismo,
mi desconexión con otros que son mis yo, significo que me unía al menos con
cuatro hombres en lugares y tiempos remotos; ellos y yo compartimos ese arte
que es la lectura y esa lectura nos lleva a una forma de amistad, que como bien
decía Borges, puede prescindir de frecuencia, de estar ahí, porque a pesar de
la ausencia, siempre estará, siempre volverá a encontrarse el mismo amor,
siempre podrá prescindir de la confidencialidad.
Alguna vez encontré en unas páginas
viejas: “leer un libro es como encontrarse con una persona, entonces hay libros
sorprendentes y libros aburridos, libros para leer una sola vez y libros a los
que uno siempre quisiera volver, libros al fin, más interesantes que otros”.
Hoy, años después, recuerdo lo mismo desde otro lugar. Encontrarse con otro es
como leer un libro, mejor dicho encontrarse con un libro es como encontrar un
amigo. Bueno, regular o malo, cada encuentro con otro me nutre, me ayuda, me
enseña.
No dudo que hay grandeza y
dignidad en la amistad con mujeres, hombres, bestias y animales, también que al
final de cuentas es de las virtudes más importantes, pero curiosamente con los
libros, ese don, la amistad, se torna en una íntima familiaridad. Y Como decía
Epicuro: “La amistad gira alrededor del mundo, invitándonos a despertarnos para
la vida feliz”. (Sentencias Vaticanas,52).
Entonces, debo decir que mi
lealtad, mi amor, mi unión y mi verdadera amistad la encuentro en un objeto
inanimado. Y al igual que Borges, creo que la humanidad olvida que lleva
consigo otra extensión en su cuerpo cuyo órgano es el libro que sirve para una
de las más hermosas formas de amistad: LA LECTURA.
“Hablando de cerca, no podemos
olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.”
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.”
El árbol de los amigos, Jorge Luis Borges
POR: JESSICA HERRERA
COMUNICADORA SOCIAL
UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI
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