El modelo triunfal de Alemania, la resistencia argentina,
el topetazo de Brasil, la electricidad de Robben... Jorge Valdano, Santiago
Solari, Míchel y Diego Latorre desmenuzan el torneo
EL PAÍS Madrid 14 JUL 2014 -
Jorge Valdano, Santiago Solari, Míchel y Diego Latorre.
/ SCIAMMARELLA
El Mundial de Brasil, sellado con el triunfo de
Alemania en la final de Maracaná ante Argentina (1-0), ha deparado algunas
imágenes y episodios para el recuerdo. Para siempre quedarán el bocado de Luis
Suárez al italiano Chiellini, la explosión del talentoso James Rodríguez, la
goleada más sonrojante de la historia de la Copa del Mundo encajada por Brasil
y el dardo final del joven Götze.
Por el camino,
además, mucho nombres propios y un profundo análisis futbolístico encabezado
por cuatro de nuestras firmas. Hablan Jorge Valdano, Santiago Solari, Diego
Latorre y Míchel.
Alemania, revisión y evolución
JORGE VALDANO ELPAÍS.ES 14 JUL 2014 -
LO BUENO
La intención. Tuvo más que ver con el triunfo de España en
el último Mundial que con el lugar en que se disputó el campeonato, puesto que
Brasil no se aplicó el cuento. ¿Cuál es el cuento? Ser protagonista, no
despreciar la tenencia de la pelota, provocar y no esperar el error del rival.
La fase previa fue atractiva por ese motivo y a partir de
octavos el campeonato se hizo algo más especulativo porque la fuerza del
resultado redujo el sentido del riesgo de los equipos contendientes.
Alemania es el gran ejemplo. La selección de Joachim Löw es
el resultado de un país que decidió cambiar el proceso formativo de su fútbol
hace 10 años. Lo que hizo es muy valioso porque los resultados de Alemania
siempre han sido buenos. Revisar el proyecto sin sentirse empujado por malos
resultados y que todos los clubes se sientan comprometidos con la revolución
tiene mucho mérito.
LO MALO
La pelota aumentó su protagonismo, pero empezó a notarse la
influencia de una enseñanza cada vez más académica.
Los jugadores han mejorado mucho el control y el pase, que
es la base del buen juego colectivo, pero cada día vemos menos regateadores. En
el país de Garrincha solo Robben por velocidad y James Rodríguez por talento
puro eliminaban rivales y le abrían un panorama nuevo a la jugada.
Tiene que ver también con la alergia al riesgo: nadie quiere
apostar la pelota driblando a un rival porque la pérdida se paga cara. Pero hay
lugares para intentarlo sin exponerse al peligro. Sin este tipo de jugadores el
fútbol se hace muy rutinario. Por eso admiramos tanto a Messi y esperamos tanto
de jugadores como Hazard.
El fútbol como un todo
Nadie sostiene un ciclo de éxito más allá de cinco años. Es
antinatural. Eso le pasó a España, además de muchas pequeñas decisiones erróneas
DIEGO LATORRE 14 JUL 2014 – elpaís.es. Yves Hermann
Una niña sostiene un trofeo de la FIFA al recibir a la
selección Argentina. / EFE
Fue el Mundial de la búsqueda incesante de la victoria, el
fútbol como un todo, sin posiciones establecidas, cantidad de goles, partidos
emotivos y muchos revertidos en los últimos minutos. Sin defensas ni delanteros
clásicos ni centrocampistas con una sola función, sobre todo
enAlemania y Holanda. Sin delanteros que acamparan en el área ni
defensas que se limitaran a defender. Es un retrato de los últimos años, un
avance.
Mascherano fue el símbolo de la metamorfosis de Argentina,
que llegó como el equipo de Messi y los cuatro de arriba, y se marchó del
torneo como el conjunto de El Jefecito.
Al principio, el equipo se desmembraba
en dos y, poco a poco, se fue haciendo más homogéneo. El entrenador entendió lo
que necesitaba a pesar de la victoria. Porque la victoria ciega y, a veces,
también por superstición no queremos cambiar nada: como si las leyes divinas
pesaran más que las leyes del juego. Pero mejoró Argentina con la entrada de
Biglia al lado de Mascherano y en lugar de Gago; y con la presencia de
Demichelis en puesto de Fernández. Empezó a dar más seguridad y a defenderse
unos metros más atrás, a replegarse más, pero fue más difícil llegarle. La
antítesis de lo que llegó proponiendo Argentina. Mascherano fue la voz de
Argentina.
Me gustó Robben por sus engaños, gambetas y jugadas de gol.
Sin él, Holanda no tenía argumentos ni recursos para llegar. Robben
mantuvo esa ilusión hasta el final. Me encantó Toni Kroos, por su inteligencia
para hacer lo que convenía a Alemania en cualquier momento, me pareció genial.
También Hummels, un grandísimo defensor: siempre va a la pelota, la quita con
las dos piernas, apenas comete faltas, siempre bien posicionado, sale bien con
el balón y es un buen cabeceador. En cuanto a James, ha demostrado mucha
personalidad en una edad, 23, en la que los jugadores se están formando.
Pidió la pelota en cualquier circunstancia y se cargó a Colombia a la espalda,
viniendo como venía de un año en el que no fue considerado por Ranieri en el
Mónaco.
En lo negativo, la histeria de Brasil. El fútbol
tiene un componente fundamental para tomar decisiones con inteligencia, la
serenidad. Scolari debería haber tratado de poner las cosas en otro plano. El
corazón y el orgullo están muy bien, pero sin calma, caminas sobre el
precipicio.
Nadie sostiene un ciclo de éxito más allá de cinco años. Es
antinatural. Eso le pasó a España, además de muchas pequeñas decisiones
erróneas, como la apuesta de Diego Costa, que venía de un prototipo totalmente
distinto, o la negación del seleccionador a renovar el equipo en los momentos
justos. Algunos jugadores no estaban bien y no sé si por lealtad, Del Bosque
les dio continuidad, en especial a Casillas, que venía de inactividad y de esa
final de Champions contra el Atlético. En todo caso, si hubiese marcado Silva
el 2-0, la historia habría cambiado. Después todo se derrumbó.
MÍCHEL 14 JUL 2014 – ELPAÍS.ES
SEMICLAUSURA
Cuando escribo estas líneas, la Copa del Mundo no tiene
dueño todavía. Brasil la ha devuelto a su lugar después de comprender que no le
pertenecía de antemano. Prefiero hacer un resumen de lo que he visto,
disfrutado y soportado, sin el prejuicio del campeón y sus razones. En toda
esta serie de artículos he disfrutado de lo que más me entretiene, porque para
ello hacerme mayor no me importa; sigo hablando como si fuese juvenil. A mí me
habrá parecido bien….
DE SELECCIONES
Comenzaría diciendo que en España todavía estamos
recuperándonos del KO Fue tan imprevisible que seguimos en el globo. Sin más
que decir.
Tengo esperanzas en el futuro de Francia y Bélgica. Ambas
dejaron constancia de que su transición comienza a ver el final. Atentos a
ellos como grupo y con muchos jugadores en clara progresión. Alemania se ha ido
transformando desde que Löw fue arrinconando a Lahm —excelente lateral— y dando
galones de centrocampistas a los que saben parcelar el terreno. Todo fue más
natural y más dinámico con diversidad de jugadores en idéntica sintonía.
Holanda fue más llamativo que efectivo. Nos goleó y fue perdiendo fuelle más
allá de la fase de grupos. Argentina sabe convivir en cualquier escenario. Son
competidores y competitivos. Siempre con una estrella que les da el toque
final, pero tienen un corazón que les late al ritmo necesario para parecer
mucho mejores. Sin jugar a mucho, no se dejan atropellar. Llevan en su ADN
símbolos de ganadores. Son una roca a prueba de erosión.
Las selecciones emergentes se han sumergido más que emerger,
como los africanos porque se han aburguesado en las grandes Ligas y ya no
tienen voracidad ni hambre. Ya son señoritos. México como siempre: querer más
que poder, a pesar de su enorme capacidad general que en la competición se
minimizan. Y por último, Estados Unidos que está empezando a creer que, como ya
dije, para ellos el soccer ya no es tal; es fútbol.
DE SELECCIONADORES
Löw me gusta y mucho. No es enrevesado, ni soberbio. Su
gestión de la situación le hace creíble. Fue modificando su planteamiento con
soluciones naturales que dirigieron al equipo a mejor; mucho mejor.
El histórico Van Gaal tiene algo: siempre tiene éxito.
Decidido en la extravagancia tras su aspecto de mayordomo de Casa Real, pero
siempre esconde una facilidad asombrosa para ser práctico. Gana donde va.
Lástima que se quedara sin cambios ante Argentina, porque quizás sus habilidades
ilusionistas nos habrían dado de qué hablar un poquito más. Ya que estaba en
racha….
Klinsmann es Cristóbal Colón: ha descubierto el fútbol para
el Nuevo Mundo.
Sampaoli dio la vida a Chile con la credibilidad del trabajo
concienzudo. Sin Copas también se debería estar entre los mejores.
Scolari se
empecinó en maniobras militares, dejando a un lado la leyenda de su selección
en un simulacro defensivo de la OTAN ante cualquier ataque extranjero. El
Maracanazo se le quedó pequeño.
Deschamps y Wilmots trajeron ropa limpia y la
colada hecha. Síntomas esperanzadores.
Pinto en Costa Rica compuso una
alternativa al Himno de la Alegría por no tener enemigos y sumar seguidores.
Una representación emotiva y meritoria.
FUTBOLISTAS Y PORTEROS
Leo y escucho que es el Mundial de los porteros, como si no
fueran de este círculo, o como si no fueran futbolistas. Es como no llamar
toreros a los toreros a caballo —rejoneadores—. Los hay que han hecho un
servicio a la patria con trabajo extra. Keylor Navas sustituyó al pulpo Paul.
Sus tentáculos también rompieron pronósticos. Neuer y Claudio Bravo son
aquellos líberos ahora con guantes. Juegan y paran. Krul tardó menos en sacar
provecho a su trabajo que la firma de un notario. Ambos trabajos de precisión
crematística. Romero ya se puede morir tranquilo…
Suárez fue el cazador cazado. Suele morder a sus presas pero
disparando redes. Confundió el objetivo. Laterales como el americano Johnson
tan veloz como Usain y tan certero como Bolt. Danny Blind, un lateral con
visión panorámica al que dejarán de recordarle quién es su padre. Rojo, defensa
más ofensivo de lo que suele ser la costumbre argentina. Mascherano un jerarca
racial. Pogba con zancadas gigantes queriendo llegar a la cima cuanto antes. La
pareja alemana Kroos-Schweinsteiger, botas de diamantes en cuerpos de basalto,
con la colaboración de Khedira en su versión internacional, donde llega tanto
como quita. Y mayoría de edad forzada de Neymar, porque ningún compatriota
quería esa responsabilidad. Messi que es como los buenos amigos: no molesta y
siempre se le espera. James Rodríguez y Robben, dos zurdos que golean bien
derechos. El colombiano dibujando, el holandés galopando.
Y la estrella del Mundial por su versatilidad: Müller, que
se puso todas las camisetas de sus antepasados alemanes para parecerse a sí
mismo en diferentes versiones. Lo hace todo bien.
No voy a negar que vivir los 64 partidos desde Río de
Janeiro ayudó a que este Mundial me parezca el mejor de todos
SANTIAGO SOLARI Rio de Janeiro 14 JUL 2014
– elpaís.es
No voy a negar que vivir los 64 partidos desde Río de
Janeiro ayudó a que este Mundial me parezca el mejor de todos. Acá
"el pan de azúcar basta para almibarar toda la bahía". Pero haber
redescubierto a Girondo o tener enfrente del hotel una playa con la longitud justa
para salir a correr todas las mañanas no significa que de este Mundial me haya
gustado todo.
No me gustó, por ejemplo, ver a Italia amagándose a sí
misma, dudando entre salir o quedarse, incapaz de decidir entre las ganas de
jugar de Pirlo y los cantos de sirena del catenaccio; no me gustó la plancha a
destiempo de Matuidi que fracturó a Onazi ni el mordiscón de Suárez a
Chiellini; pero menos me gustó la ausencia de un criterio que evite la
desproporción de saldar una de ellas con amarilla y la otra con cuatro meses de
inactividad, a riesgo de ser más severos en el castigo de lo simbólico que en
el de una fractura expuesta.
Me gustó que la mayoría de los equipos intentaran ganar
desde la pelota y no desde la renuncia a ella
No me gustó ver sufrir a Brasil ni sentir cómo se ahogaba en
sus emociones, sin siquiera obligar a Alemania a hacer un mínimo esfuerzo para
ganarle; no me gustó, pero no me sorprendió, el hit del Mundial, resumen de esa
incapacidad de una parte de la sociedad argentina de gozar del propio mérito
sin recurrir a explotar el sufrimiento ajeno.
Me gustó Bike Río, la aplicación para desbloquear las
bicicletas anaranjadas desde el teléfono (en Río todo lo público es anaranjado,
a juego con la corbata de Van Gaal que concentró a los suyos en Ipanema),
fundamental para evitar el tráfico de Avenida Atlántica. Me gustó la banana
frita con helado de vainilla y el Guaraná bien frío; me gustó el arbitraje en
general y que se haya roto algún prejuicio arraigado, como entender que no se
pierde nada si el árbitro decide interrumpir el partido para que los jugadores
se hidraten cuando hace 40 grados.
Me gustó el uso del spray para marcar la distancia en
los tiros libres, la forma en que cada árbitro impuso un estilo (línea simple,
línea doble, línea sobre los botines de los jugadores) y todos los posibles
nuevos usos que se le puede dar al spray: dispersar protestas, defenderse ante
invasiones de campo, festejar campeonatos, amenizar carnavales, afeitarse.
Me gustó que la mayoría de los equipos intentaran ganar
desde la pelota y no desde la renuncia a la pelota; me gustó el goal
line technology y que lo haya puesto a prueba Benzema (nadie sin la
sutileza de Benzema podría haber logrado marcar un gol tan milimétrico, que
justificara la inversión tecnológica y su aplicación por primera vez en el
Mundial). Me gustaron Pogba, Shaqiri, Cuadrado, Díaz, Ruiz, Blind, Vlaar,
Alexis, Feghouli, Howard, Navas, Neuer debajo de la portería y Neuer en
posición de arranque, cuando la pelota esta todavía muy lejos del arco.
No me gustó ver sufrir a Brasil ni sentir cómo se ahogaba en
sus emociones
Me gustó cómo James Rodríguez aprovechó el tiempo de vuelo
del balón para girar el cuello y calcular la salida de Godín antes de bajarlo
con el pecho y marcar el gol más bonito del Mundial. Me gustaron la volea
de primeras de Cahill, las coreografías de Colombia después de los goles de
James y que los americanos terminaran llamando James al gran Lebron.
Me gustó cómo Robben preparó desde el primer control cada
una de sus arrancadas letales y cómo Mascherano, ese Nostradamus del cierre,
supo antes que Robben exactamente lo que a Robben se le acababa de ocurrir en
ese instante.
Me gustó Alemania con nueve y Alemania sin nueve, Lahm de 5
y Lahm de 3; el corazón de Argentina para emparejar desde la competitividad la
estructura alemana.
Me gustó la línea de cinco de Pinto; Costa Rica y su casi
milagro; los laterales de la Colombia de Pékerman; la presión alta de Chile;
las encaradas optimistas de Di María; la Avenida de Palmera Imperial del jardín
botánico, el mar imitando en la arena la vereda de Copacabana y la posibilidad
de tomar, por sólo tres reales, "un café que perfuma todo un barrio de la
ciudad durante 10 minutos". Voy a extrañar el Mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario