Santiago Segurola
Uno de los periodistas deportivos más influyentes y
respetados de España.
Por jpardo. 2012 .
¿En qué momento decide Santiago Segurola estudiar
Periodismo?
Es algo que no decidí fácilmente. Mi padre me contagió esa
afición por leer la prensa todos los días. Era un furibundo y, más que leer los
periódicos, los estudiaba. De pequeño me gustaba mucho leer las crónicas de
deportes en Bilbao que escribían gente como José María Múgica o José Ramón Basterra.
Era muy aficionado al deporte. El primer recuerdo que guardo de algo
relacionado con el deporte es el de mi hermano llevándome a ver al cine a
Bilbao la película oficial de los JJ OO de Tokio, la cual me dejó fascinado. El
Mundial de fútbol del ’66 también lo seguí con mucha atención, pese a ser
todavía un chaval, pero es sobre todo con los JJ OO de 1968, en México, que
fueron los primeros que se retransmitieron en directo, donde me doy cuenta de
la importancia del deporte. Gracias a la televisión pude ver a atletas como
Tommie Smith, Dick Fosbury o Lee Evans hacer cosas maravillosas y recuerdo que
me enfadé un poco cuando mi madre me mandó a la cama y no pude ver el salto de
Bob Beamon de 8,90. Me gustaba muchísimo todo aquello y siempre digo que sabía
más de deporte con 12 años que ahora y, por supuesto, me emocionaba más. Por
presión familiar empecé a estudiar ingeniería, pero fue un fracaso: no me
gustaba y sufrí un profundo rechazo por la carrera. Es con 21 años, demasiado
mayor para empezar una carrera, cuando dejo ingeniería y comienzo a estudiar
Periodismo que es lo que verdaderamente me gustaba y mucha culpa de ello la
tuvo el deporte. Una elección totalmente vocacional que me ha permitido
desarrollar las tres cosas que más me gustaba hacer de pequeño: el deporte,
leer prensa y escuchar música.
¿Cómo fue ejercer antes de dar el salto a un medio
importante como ‘El País’ en el año 1986?
Nací en Barakaldo, dato que considero importante ya que es
un pueblo obrero, con el que sigo muy vinculado en la actualidad y tuve una
infancia muy feliz. Creo que periodismo e infancia son algo que van de la mano
y soy el pequeño de una familia a la que le gustaba mucho el deporte, tanto a
mis dos hermanos como a mi padre, que fue futbolista antes de la Guerra Civil.
Recuerdo que la lucha por leer la prensa era increíble y yo era el último en
esa jerarquía por lo que ojear la última crónica del Athletic se hacía una
tarea bastante difícil (risas). Normalmente tenía de 5 a 10 minutos al día para
leer rápidamente la sección de deportes y ya. En esa pasión por leer los
periódicos sitúo los inicios de lo que he terminado siendo como profesional.
Hasta cuarto de carrera no me llegaron mis primeras prácticas, en el diario
‘Deia’, gracias a un trabajo sobre el nuevo periodismo americano, tema que me
fascinaba mucho. En esa época acostumbraba a leer muchas revistas americanas,
como la ‘Rolling Stone’ que, aunque ahora han decaído mucho, en aquellos
tiempos eran sensacionales. Trabajé en ‘Deia’ en la sección de Sucesos durante
tres meses hasta que me despidieron; fue una experiencia terrible y me pareció
que todo el mundo mataba a todo el mundo en Bilbao en aquella época. No era
tanto por tema de cuestiones políticos, sino asesinatos puros y duros llevados
a cabo por mafiosos, algunos impresionantemente salvajes. No sé lo que pasó. Me
sirvió muchísimo y siempre he pensado que la sección local de un periódico es
la mejor para dar los primeros pasos ya que te encuentras con lo inesperado,
con cómo es la vida ahí fuera, la gente de la calle, tragedias y momentos
divertidos. Aprendes muchísimo y te obliga a escribir rápido. Es una muy buena
escuela. Después trabaje como corresponsal en ‘La margen derecha’, en Getxo,
donde me fue bastante bien y poco después reabrió un periódico legendario en
Bilbao, ‘La Gaceta del Norte’, del que recibí una llamada de su director. Aquel
fue el que considero mi primer salto importante y la primera vez que me
relacioné estrictamente con el deporte. Además, conocí a muy buenos
profesionales como José María Múgica o Íñigo Gurruchaga, al que considero uno
de los mejores periodistas.
¿Cómo consigue dar ese salto tan importante que supone
pasar de un periódico local a uno de ámbito nacional? ¿Notó una gran
diferencia?
Tras esta etapa ocurrió algo extraño y muy importante para
mí: recibí una llamada de Patxo Unzueta, corresponsal en Bilbao de ‘El País’,
que en ese momento hacía las crónicas de uno de los mejores Atheltic de la
historia, el de la Liga y el del doblete en la 1982/83 y la 1983/84. Me dijo
que le trasladaban a Madrid como jefe de opinión y que Alfredo Relaño, por
entonces redactor jefe de ‘El País’, le pidió que me ocupara de las crónicas
del Athletic. Tuve muchísima suerte ya que mi ideal en ese momento era trabajar
en ‘El País’ ya que me parecía un periódico potentísimo, además de tener cierta
afinidad ideológica. También porque empezó a tratar al deporte con una dignidad
enorme y revolucionó el periodismo deportivo en España. En el año ’89 me
trasladaron a Madrid y en 1999 comienzo a trabajar como redactor jefe de
Deportes hasta 2006. Después trabajé un año como redactor jefe de Cultura, que
para mí fue terrible, y en 2007 me incorporo a ‘MARCA’. En cuanto a los
cambios, el periodismo esencialmente sigue siendo el mismo: observar la
realidad y comunicársela al lector. La tecnología sí que no es la misma.
Internet supuso un gran cambio ya que hasta hace bien poco se escribía a
máquina y no había teléfonos móviles. Comunicarse con la redacción muchas veces
era un calvario y aunque lo de escribir a mano, en la calle, le da un aire
romántico, verdaderamente era una putada. La mitad de mi carrera fue así y el
cambio tecnológico lo empecé a notar más de cerca durante el Mundial de Italia
en 1990.
¿Con qué
formato periodístico se siente más cómodo y cuál cree que trata mejor la
información?
He tenido la oportunidad de tocar casi todos los palos y
creo que es la prensa donde mejor desarrollo mi profesión. No me gusta la
televisión. Trabajé durante dos años con
Andrés Montes haciendo la NBA, pero simplemente por petición de la casa. No se
me asocia con este medio afortunadamente y es que me parece que no hace un
planteamiento bueno del deporte. Disfruto escribiendo, pero me cuesta. Cada
artículo es un pequeño parto y escribo cada uno como si fuera el último, por el
que me juzgan, y es un nivel de exigencia casi neurótico.
¿Ha ayudado el avance tecnológico al desarrollo de la
empresa informativa desde sus inicios hasta la actualidad?
La tecnología ha influido muchísimo, de eso no hay duda. Ha
cambiado la industria de la comunicación de una forma brutal y en un tiempo
exageradamente corto. Aquello que parecía indestructible hace 20 años, ahora
mismo se cuestiona. Las empresas periodísticas están atravesando una crisis
enorme, todo el mundo cree saber qué es lo que va a ocurrir, hacia donde
transcurre su negocio. La realidad es que esta ‘era digital’ de la que tanto se
habla no funciona como negocio. El negocio está todavía en el papel, pero a su
vez, es un negocio que se está acabando prácticamente. Están surgiendo, además,
nuevos modelos periodísticos: los blogs, los diarios digitales y, sin embargo,
todavía son los periódicos de papel los que pueden enviar corresponsales al
extranjero. Nadie tiene la respuesta. El cambio tecnológico es básico, pero
también es una realidad que las empresas no han conseguido adaptarse a él y se
han debilitado. Los sueldos han bajado, las posibilidades son menores y la
calidad se ha deteriorado notablemente. Ha surgido también en España un tipo de
periodismo que no es agradable: el periodismo del griterío, del ruido, de la
barricada. Un periodismo decepcionante, partido, que es un problema y que
también se ha trasladado al mundo del deporte. El periodismo deportivo está de
capa caída en la actualidad y ha degenerado en un espectáculo, algo más parecido
a un ‘reality show’, y es nuestro deber preservar las formas y las razones por
las que queremos ser periodistas. Contar las cosas bien, con clase, sin
sectarismos, tener opiniones (pero no estar vendido). La situación es bastante
preocupante y me temo que no va a mejorar la cosa.
¿Cuáles son los principales pros y contras de Internet
para el desarrollo de la profesión de periodista?
La relación del periodismo con internet podría ser buenísima
y, en algunos casos, ocurre, pero en general no es así. Te permite tener más
cerca todo. Nos ha acercado un mundo que antes nos era importante alcanzar,
pero también creo que ha colado mucha basura. Ha favorecido un periodismo de
oídas, un periodismo que comenta otro periodismo, muchos blogs que se ocupan de
vivir de lo que dice el periodismo de papel. Todavía no hemos conseguido
exprimir al 100% este fenómeno que, si se sabe utilizar bien, puede llegar a
ser muy útil.
En cuanto al actual ‘boom’ de las redes sociales, como
Twitter, ¿qué opinión le merecen estas nuevas herramientas de comunicación?
A veces se depositan esperanzas en redes sociales, como
Facebook y Twitter, para mí excesivas. Twitter no es periodismo. Twitter puede
ser un buen kiosko para el periodismo. Que dos periodistas se enzarcen en 140
caracteres me parece una ridiculez. Creo que también genera la vanidad y es
algo infantil; se presume por tener más seguidores. He llegado a escuchar que
el periodista del futuro será el que más ‘followers’ tenga. Muchas veces
recuerdo una frase que me dijo un amigo que decía que “Twitter es un bar de
borrachos”. Sobre todo porque lo pueblan ciertos individuos de una violencia
extrema. Es un sistema de comunicación, pero no periodismo. Me fui de Twitter,
pero lo sigo utilizando, aunque la gente piense que no. Y lo utilizo
simplemente para tener agrupados los periódicos o publicaciones que me permiten
estar al día de las cosas. No tengo seguidores, no publico nada, pero le saco
partido en forma de kiosko.
¿Salen bien preparados de las universidades para ejercer
los nuevos periodistas?
No me gusta tener una visión generalista de nada. Como en
todo, habrá muy buenos licenciados y otros no tan buenos. Estoy seguro de que
entre los jóvenes hay periodistas excelentes. Sí hay que destacar que es muy
diferente estudiar periodismo que ejercer periodismo. El salto es enorme ya que
pasas de ser un sujeto más o menos pasivo a ser un sujeto activo, que se tiene
que desenvolver en un medio (normalmente la redacción) rodeado de compañeros,
buscando tu propia identidad como periodista. Depende también, no solo de tus
conocimientos, sino del carácter que uno mismo tenga.
En general, ¿cuál cree que es actualmente la salud del
periodismo en nuestro país?
Muy mala. Como ya he dicho anteriormente, la televisión que
se hace ahora mismo ha sufrido un deterioro enorme. No ha contribuido a mejorar
las cosas, sino que las ha empeorado un poco más. Existen numerosos programas
lamentables que ayudan a convertir en basura los cerebros de la gente. La TDT,
lejos de mejorar el panorama, lo ha empeorado. Toda la ilusión que se tenía en
períodos anteriores, como la transición, con la aparición de nuevos periódicos
y revistas a diario, ha desaparecido. Estamos más en un período de regresión
que de avance y las esperanzas y la ilusión son pocas. El panorama es bastante
decadente.
Respecto a la línea editorial hoy en día, ¿existen más ataduras
para los periodistas o por el contrario existe más libertad?
Sinceramente, no lo sé. Si es cierto que en el periodismo
deportivo hay más interés por parte de los poderosos -y todos sabemos quiénes
son- por que se haga un periodismo a la carta. Contra eso hay que resistirse
porque si no estamos engañando al lector. Este lo que quiere es un periodismo
honesto, con el cual puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero manteniendo
la credibilidad en él. Trabajar como simple mensajero del poder en el mundo del
deporte no es hacer periodismo, es hacer propaganda. En ese sentido, sí que he
notado que en los últimos 10-12 años, el poder siempre se ha preocupado
bastante por marcar el territorio y eso me desagrada profundamente. Parte de la
culpa del debilitamiento de la empresa informativa la tienen este tipo de
conductas: los chantajes. Al fin y al cabo, no nos engañemos, los medios tienen
poder, seguimiento social. Lo que hay que tener claro es que el periodista
cumple una función que no es la de ser vasallo de nadie, esa es la esencia del
periodismo. Todo lo demás no es periodismo, es otra cosa.
Se cumplen 30 y 20 años del Mundial de Fútbol de España y
de los JJ OO de Barcelona respectivamente, ¿qué influencia cree que han tenido
en el deporte español para llegar a ser lo que somos en la actualidad?
El Mundial no pienso que haya tenido mucha. Se celebró en
una etapa un tanto confusa, un año después del golpe de estado, que para mí fue
algo vergonzoso y lamentable, y la sensación en ocasiones era de miedo. Dentro
de ese contexto, no creo que la competición tuviera mucha repercusión para el
deporte en nuestro país y, de hecho, los años siguientes fueron bastante malos
para el fútbol español. Sí es verdad que fue una gran Copa del Mundo de fútbol,
con equipos inolvidables como Brasil, Francia e Italia, que fue más fiel a su
estilo que nunca y consiguió llevarse el título. En ese sentido sí que
disfrutamos, pero no creo que dejara una huella especial en nuestro deporte.
Respecto a los JJ OO de Barcelona, la cosa cambia. Para mí, es el
acontecimiento que marca el final de la transición y la consagración de un
estado democrático y moderno. El mundo ve que España ha avanzado a pasos
agigantados y que es un país donde se vive bien, con ciudades vanguardistas
como es Barcelona. De repente, España se pone de moda y su deporte, igual. La
democracia en ese sentido hizo mucho porque avanzáramos tanto como sociedad
como en el desarrollo de la persona, física e intelectualmente. Puede parecer
una estupidez, pero esto se hace visible en temas tan insospechados como la estatura
y, desde el año 1970, la talla media del español es de 10 cm. más, de 1’67 a
1’77. Ese dato es una barbaridad y a lo que quiero llegar es que el bienestar
de la persona tiene muchísimo que ver con su desarrollo y la democracia y los
JJ OO ayudaron. Nos costó despegar, pero ahora somos el referente en deportes
de seguimiento mayoritario: campeones de Europa y del mundo en fútbol, en
baloncesto, en F1, en tenis… hemos conseguido destruir todos los tópicos que
rodeaban al deportista español y, ahora, somos el ejemplo a seguir.
¿Cree que democráticamente estamos en el buen camino?
No lo sé con exactitud. No me gusta el nivel de los
políticos españoles, pero es que me gusta menos el tratamiento que la prensa
tiene hacia ellos y su actividad. Es triste ver a muchos tertulianos desde su
posición de privilegiados diciendo majaderías sobre la política y sirviendo la
mayoría de ellos a sus amos sin hacer un verdadero periodismo. Me temo que el
nivel con respecto a los políticos es bajo y me decepciona, pero me decepciona
aún más el periodismo político de este país que al final es el que transmite la
idea de que son incapaces de realizar bien su trabajo. Les tengo mucho más
respeto a los políticos que lo que la mayoría de la gente les tiene y, en mi
caso, cuando ves cómo se ha transformado una ciudad como Bilbao, mi ciudad, que
era violenta, sucia, sin posibilidad de desarrollarse y lo que es ahora, un
modelo de desarrollo, donde se puede vivir y todo esto en apenas 15 años, en un
país donde todo el mundo está endeudado (Madrid 7.000 millones) y Bilbao 0, te
das cuenta de que sí hay gente que hace las cosas bien, por eso les respeto.
Pero en general veo mucha mediocridad y más en el periodismo que no va más allá
del propagandismo y la búsqueda de intereses.
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