ENTREVISTA/fútbolcomplejo.com
Carlos Corberán es sin duda
uno de los referentes del panorama español en cuanto a una metodología
cualitativa de entrenamiento se refiere. Su corta edad y su ya dilatada
experiencia, le posicionan como un profesional con una gran
capacidad de éxito en un futuro no muy lejano. Comenzó a trabajar en primera
división con tan sólo 26 años, lo hizo en el Villarreal a las órdenes de Juan
Carlos Garrido, y ahora es el asistente de Rául Caneda en el equipo árabe del
Al Ittihad.
Para comenzar nos gustaría agradecerte habernos concedido esta
entrevista. Nos gustaría preguntarte, ¿quiénes han sido tus inspiradores para
adentrarte en una visión tan diferente sobre la concepción del fútbol?
Todos somos fruto de la influencia más o menos consciente de aquellos
con los que interaccionamos, pero siempre extraes más, porque te identificas
más, de determinadas personas.
Recuerdo que en mis inicios como entrenador leí una entrevista a Paco
Seirul-lo en la que se hablaba del entrenamiento en los deportes colectivos. En
aquel momento sentí que había encontrado a un encargado de la preparación
física con el que compartía el sentir sobre el proceso del entrenamiento. Se
apoyaba en teorías científicas que desconocía por completo, pero cuya esencia
buscaba de forma intuitiva en mis entrenamientos, las cuales me resultaron
tremendamente atractivas para indagar y sustentar el proceso del entrenamiento
en fútbol.
A partir de ahí empecé a buscar y en el camino di con Raúl Caneda y
con Juan Manuel Lillo, sin duda las dos personas que más me han enriquecido a
la hora de sentir/ver el fútbol. Su comprensión del jugador y del juego como
fenómeno complejo y los conceptos futbolísticos que poseen, me aportaron mucho
sobre la realidad en la que trabajo
Hoy en día tengo la enorme suerte de trabajar con uno de ellos, Raúl
Caneda, y de empaparme de su capacidad para diagnosticar sobre el juego, sobre
los futbolistas y sobre cómo gestionar entornos humanos. Ese es uno de los
motivos que me llevó a Arabia Saudí, después de vivir una muy enriquecedora
experiencia en Villarreal junto a Juan Carlos Garrido, al cual le estoy muy
agradecido.
Carlos que te consideras, ¿preparador físico o entrenador
adjunto?
Desde que empecé a trabajar en Villarreal me considero la persona que
a través de las situaciones de entrenamiento intenta ayudar al entrenador en su
proceso de mejorar la capacidad de respuesta del jugador/equipo en el
juego. Desde esta perspectiva no me considero un preparador de lo físico
porque no lo entiendo como algo aislado del juego. Intento diseñar situaciones
de entrenamiento que tengan la mejor transferencia posible hacia el juego, en
base al diagnóstico de lo que creemos necesita el jugador/equipo en un
determinado momento. Situaciones que favorecen determinados comportamientos al
modificar los elementos que conforman lo lógica del juego (espacio, tiempo,
relación compañeros-adversarios, porterías, reglamento). Para lograr esta
tendencia hacia determinados comportamientos en las diversas situaciones que se
dan en el juego, debemos generar un conocimiento colectivo que nos guie e
identifique como equipo. Este conocimiento se basa en la lógica que el fútbol
posee como deporte colectivo, y en las posibilidades de nuestros jugadores. A
través del mensaje que damos en las situaciones de juego que planteamos en los
entrenamientos, intentamos que el jugador sienta y entienda este
conocimiento. Si el jugador no ve el partido en las tareas que le vas
planteando, lo que siente en los entrenamientos no tiene nada que ver con lo
que siente en el partido, y por lo tanto está entrenando a entrenar, y no
entrenando a jugar, que es para aquello que debemos entrenar.
¿Cuál crees que ha de ser la función actual de los preparadores
físicos? ¿Deben ser expertos en táctica? ¿Han de controlar numerosos
parámetros? ¿Se han de guiar por aspectos cualitativos o cuantitativos? ¿Es
correcto atender a aspectos que te inspire la situación en cuestión?
La esencia del entrenamiento es el juego. El problema es que la
inmensa mayoría de los preparadores físicos, e incluso los entrenadores, nos
hemos construido sobre una perspectiva reduccionista, que disecciona, que rompe
relaciones, que empobrece el juego y el jugador para poder entenderlo, y por
ende, empobrece también el entrenamiento. Nuestros jugadores no son la suma de
su condición física, de su técnica, de su táctica y de su psicología entendidas
como partes separadas entre sí y separadas del juego. Si las entendemos como
partes separadas, las trabajamos de forma aislada y ese es el error. Yo no
consigo disociar la parte emocional, de la cognitiva, de la coordinativa, de la
condicional, de la socio-afectiva o de la creativa de un jugador. Cuando el
jugador interviene lo hace en interacción con todas sus estructuras. En una
simple disputa de balón entre dos jugadores, interactúan de forma
conjunta todas las estructuras del ser humano.
Mientras tanto nosotros seguimos creyendo que si nos vamos al
gimnasio, les sentamos en una máquina y luego hacemos que salte 3 vallas, o
hacemos series de carrera intervalada, estamos mejoramos la relación de nuestro
futbolista con el juego, como si hubiese alguna similitud o transferencia entre
lo que se hace y lo que luego pasa en el partido de fútbol. Generamos
realidades artificiales que nada tienen que ver con el fútbol, puesto que
eliminamos el contexto en el que nace y cobra sentido una determinada acción,
separamos capacidades inseparables que al actuar de forma global posibilitan
dicha acción, y aún así, seguimos pensando que lo que estamos haciendo
contribuye a la mejora del rendimiento de nuestro equipo de fútbol.
El verdadero rol del preparador físico es el de posibilitar
condiciones de entrenamiento que mejoren las relaciones de nuestros jugadores
con el juego. Y eso requiere de una sensibilidad por el juego y por el jugador,
que hemos obviado o hemos ido relegando, fruto de la visión separatista y
cuantitativa de la que hemos hablado.
Yo nunca he estado contento si mi equipo ha corrido mucho o poco en
los partidos. Me he ido satisfecho cuando hemos jugado bien a fútbol. Cuando
hemos mantenido el nivel de organización necesario durante todo el partido. Y
es eso para lo que entrenamos, para que nuestro equipo mantenga un nivel de
organización tal, que le sea posible ser eficaz y eficiente durante el
desarrollo del juego. Y ese nivel de organización responde a conceptos
cualitativos, a conceptos del juego que debemos conocer. Sin sensibilidad sobre
lo que es el jugador por sí mismo, sobre lo que pasa en el campo durante un
partido y sobre lo que es necesario según el momento anímico y socio-afectivo
del grupo, es imposible entrenar bien a fútbol.
Si no atendemos a una metodología cuantitativa, y mirando más allá del
rendimiento de los jugadores en la competición, ¿cómo podemos controlar las
cargas en el entrenamiento?
El fútbol es un juego cualitativo, y como tal, el proceso de
entrenamiento debe compartir su misma naturaleza cualitativa. Que un jugador de
más pases en un partido que su compañero, que tenga más porcentaje de acierto o
que corra más a más intensidad no significa que haya jugado mejor que otro con peores
números. Todo depende de la adecuación de estas acciones a la realidad del
juego, a lo que el partido va demandando en cada momento. Si el fútbol fuese
cuantitativo, nuestros objetivos de entrenamiento deberían ser cuantificables,
y por lo tanto tendríamos que cuantificarlos. Si entrenamos para que nuestros jugadores hagan 15 sprints de 30
metros a una intensidad sub-máxima, es relativamente sencillo saber si lo
conseguimos. Si queremos que se entrene a un 60% de la frecuencia cardiaca
máxima, solo tenemos que conocerla, sacar el porcentaje, y cuantificarla en el
entrenamiento.
Estos objetivos son medibles, cuantificables, mensurables. Ahora
bien, la cosa cambia cuando queremos mejorar las relaciones del jugador en el
juego, necesitando de objetivos cualitativos que no pueden ser cuantificados,
puesto que dependen del contexto. Si el contexto es propicio se llevarán a
cabo, pero si el contexto no lo requiere, hacer esa conducta será algo
inapropiado. De ahí la premisa de que “más de algo no es mejor”. En el fútbol,
lo importante es el hacer las cosas que corresponden en el momento que
corresponde, y eso no se puede establecer de antemano para cuantificarlo
después.
Yo no entreno para correr un determinado número de metros totales a
determinada intensidad porque nada tiene que ver hacer un sprint de 20 metros a
una velocidad sub-máxima, a la carrera con la que voy a cerrar la progresión a
portería de un adversario valorando si la situación requiere que vaya
directamente a acosarle porque las condiciones son óptimas para poder recuperar
el balón, o no; valorando si el espacio que dejo es más peligroso que el que me
dispongo a ocupar, si empeoro o no la situación en caso de fallar, si el
resultado me obliga a arriesgar, etc.
No hay que entrenar a correr, si no entrenar a jugar bien, porque el
jugar bien implica el correr bien, el cual depende de un contexto que influye
en tu decisión y sobre el que tu decisión influye a la vez, puesto que la
realidad se va modificando conforme tu vas interviniendo sobre ella. El juego
es situacional, y el entrenamiento debe serlo también. Y el entrenamiento situacional no es controlable,
ni por lo tanto, medible. Cuando empecemos a alejarnos de lo mensurable,
empezaremos a acercarnos a la realidad nuestro deporte.
Háblanos sobre las relaciones causa-efecto en el fútbol. El
hecho de que numerosas dimensiones influyan en el juego, ¿hace que las típicas
conclusiones direccionales a las que se acogen algunos entrenadores carezcan de
sentido?
En el fútbol, como en la vida, todo depende de la lente con la que
estemos educados/acostumbrados a observar. La visión reduccionista de la que te
hablaba anteriormente, conlleva a establecer relaciones causa-efecto a la hora
de explicar cualquier fenómeno que pasa en un partido de fútbol. De ahí que se
haya ido generando cierto conocimiento que carece de validez para explicar
fenómenos que pasan en el juego.
Es muy usual encontrar relaciones de causa-efecto con el encajar goles
en los minutos finales de un partido, a la baja condición física de los
jugadores. Es como que el gol en el minuto 90 es responsabilidad del preparador
físico. Pero realmente, ¿qué es lo que ha pasado en el campo? ¿Cómo influyeron
los cambios en la dinámica del partido? ¿Cómo reaccionó emocionalmente el
equipo ante los sucesos que se van dando en el partido y que pueden ir
frustrando la mentalidad colectiva de nuestros jugadores…? Etc, etc…
Otro de las conclusiones comunes que se suelen extraer es la de
asociar el encajar goles con el mal trabajo defensivo del equipo. Pero, ¿dónde
empieza la defensa en el fútbol? Puedes trabajar y trabajar conceptos de este
momento durante la semana, y seguir encajando goles, debido a que tu equipo
nunca mantiene una estructura cuando posee el balón, que le permita estar
predispuesto de la mejor forma posible para afrontar el momento posterior a la
pérdida de balón. Casualmente, el equipo que más ha llamado la atención
últimamente por la imposibilidad que da al adversario de poder organizar algo
en ataque, es el Barcelona de Guardiola. Este equipo te sometía y metía en tu
área, obligándote a defender con muchos elementos y a desajustarte para la
recuperación del balón. ¿Dónde empieza entonces la presión del Barcelona?
Presionar en campo contrario tras pérdida es posible en aquellos equipos que
pierden el balón como el Barcelona. Defensa y ataque son fenómenos demasiado
recursivos como para separarse.
¿Dónde empieza un suceso y hasta cuándo las consecuencias del mismo?
La realidad esconde un funcionamiento mucho más complejo de lo que estamos
acostumbrados/ posibilitados a observar. Aún así seguimos buscando
relaciones causa-efecto con el fin de sentir que controlamos una realidad que
escapa de nuestra capacidad.
En el fútbol, hay cosas que pasan sin que podamos saber el porqué, y
aún así intentamos justificarlas para disfrazarlas de virtudes cuando se gana,
o de seguridades a las que aferrarnos cuando no ha sido así. De ahí que la
causa-efecto siga vigente en una realidad que no responde a una lógica lineal.
¿Período
preparatorio un mito o algo primordial para la temporada? ¿se ha de trabajar de
manera diferente que durante la competición?
Cada semana o cada entrenamiento debe ser primordial para cumplir con
según que objetivos. Los entrenamientos de pretemporada van a ser tan
importantes como los de cualquier semana del resto del año. Ahora bien, la no
existencia de partidos de competición, y el hecho de venir de un periodo de
inactividad específica, en la que el jugador lleva semanas sin jugar a fútbol,
hacen que el entrenamiento en este periodo posea matices diferentes (que vienen
reduciéndose a medida que avanzan los entrenamientos), a los del resto del año.
También cabe considerar que suele ser la primera toma de contacto con una
plantilla que incorpora nuevos jugadores que vienen de contextos de trabajo
diferentes.
Por lo tanto, nosotros encontramos dos aspectos que debemos atender al
iniciar la temporada: por un lado, facilitar la adaptación del jugador al
entrenamiento de nuestro fútbol, y por otro, ir generando niveles estables de
organización, en función de las posibilidades de nuestra plantilla.
Para cumplir con el primer objetivo, iniciamos la pretemporada con una
semana de trabajo en la que incluimos sesiones de adaptación. Este tipo de
sesiones contienen tareas que llevan consigo la ejecución de determinados
gestos específicos simplificados en el juego, y/o patrones funcionales de
movimiento que han sido aislados del juego. Hay una estimulación muscular mayor
y un aumento del trabajo propioceptivo y estabilizador . Este tipo de sesiones
complementan a aquellas en las que la organización del juego es el aspecto
fundamental a desarrollar, y son necesarias por el hecho que el jugador viene
de una inactividad específica que hace que no esté preparado o no sea capaz de
asimilar una elevada carga de trabajo de organización de juego en régimen de
buena calidad.
Pero son las sesiones de organización de juego, las que poseen la
mayor importancia desde el inicio de la pretemporada. Cada día se trabaja para
adquirir un conocimiento colectivo que nos haga resolver las situaciones que se
dan a lo largo del partido a nuestro favor, siendo capaces de reconocer lo que
buscamos en cada momento del juego.
¿Cómo enfocas el entrenamiento coadyuvante? ¿Existen protocolos
preventivos en tus sesiones de trabajo?
Entiendo que existen dos tipos de entrenamiento:
Aquel en el que entrenamos para buscar rendimiento; y aquel en el que
entrenamos para poder entrenar a buscar rendimiento. A éste último es el que
denomino entrenamiento coadyuvante. Las creencias y sensibilidades de cada uno,
otorgarán un mayor o menor porcentaje a cada uno de los dos grupos de
entrenamiento. Para nosotros, el trabajo específico es en sí mismo preventivo
para la práctica del fútbol, porque la neuro-motricidad que deriva de su
desarrollo, genera una adaptación del organismo a este tipo de estímulos que
hace que el jugador esté habituado y preparado para jugar a fútbol.
Aún así, hay algunos jugadores que entendemos requieren entrenamiento
coadyuvante, el cual se basa en las lesiones más típicas en el fútbol (las
cuales son también contextuales, porque la genética y las costumbres afectan
los mecanismos lesivos), en el historial lesivo del jugador, y en los
resultados de los test funcionales que indican la existencia de ciertos
factores de riesgo. Estos programas se realizan de forma individual en aquellos
jugadores que lo requieren, minutos antes de empezar el trabajo de fútbol, y se
llevan a cabo por el encargado de la prevención/ readaptación de lesiones de
nuestro equipo.
Coméntanos como realizas la planificación de tus equipos, ¿crees en la
planificación a largo, corto o medio plazo?
El entrenamiento del fútbol ha sufrido la enorme influencia del
entrenamiento de otros deportes cuya lógica nada tiene que ver. A la hora de
valorar cómo planificar, debemos considerar la naturaleza del deporte en el que
vamos a trabajar a fin de generar una planificación que aborde todos los
condicionantes de nuestra realidad, y que nos sirva de guía a la hora de
orientar qué y cómo entrenar. Y esa planificación en el fútbol entiendo que
solo puede ser semanal.
Establecer un patrón semanal base, que tenga en cuenta qué día
precisa el equipo descanso y a partir de cuándo se está en momento de adquirir
nuevos conceptos de organización de juego. Es la competición anterior y la
competición posterior, la que nos van a ir dictando en que régimen de
continuidad/ complejidad podemos trabajar, con el objetivo de optimizar la
organización de juego facilitando la recuperación global del partido anterior y
la re-activación necesaria para el posterior.
La planificación a medio o largo plazo no existe, porque trabajamos
con realidades complejas dinámicas, en las que la linealidad es un estado
inexistente. El estado de forma de un equipo en un determinado momento del año
es sencillamente algo impredecible. ¿Cómo sé como van a estar mis jugadores en
la cuarta semana de competición? ¿Cómo sé que grado de vinculación emocional se
ha generado con el cuerpo técnico? ¿Cómo sé cual va a ser la satisfacción con
el club? ¿Cómo sé la socio-afectividad en el grupo? ¿Cómo nos van a ir
afectando los resultados? ¿Cómo sé los jugadores lesionados? ¿Cómo saber los
conflictos internos que van a ir surgiendo? ¿Cómo se que grado de estabilidad
tenemos en el juego?...
Con todas aquellas variables que influyen sobre el rendimiento, no
podemos establecer de antemano “picos que forma” o momentos en los que el
equipo vaya a estar mejor predispuesto a competir, porque sencillamente es algo
imposible de predecir. Soy incapaz de saber qué vamos a ir diagnosticando, qué
es lo el equipo va ir precisando, porque esa información solo te la puede dar
el día a día, por lo que lo único que podemos hacer, es estar muy preparados/
sensibilizados para poder percibirla.
¿Cuál es el estilo de fútbol que más le gusta a Carlos
Corberán?
Son los futbolistas los que determinan nuestro estilo de juego. Todos
los entrenadores tienen un sentir determinado hacia el juego, pero no todos
cuentan ni con los conceptos claros para aplicarlo, ni con los futbolistas que
sean capaces de expresarlo. Es nuestro conocimiento sobre los fundamentos del
juego y sobre las relaciones naturales de nuestros jugadores, aquello que hará
que podamos implementar lo que ya son de forma natural.
Personalmente, me he construido futbolísticamente en la escuela
del Villarreal C.F, uno de los clubes que ha sido capaz de rodearse de
entrenadores y jugadores como Riquelme, Pires, Ibagaza, Cazorla…que le han dado
una seña de identidad basada en intentar dominar el juego a partir de tener el
balón. Pero sin ninguna duda, el Barcelona de Guardiola, Xavi, Iniesta…es el
que más me ha mostrado acerca de cómo someter los rivales sirviéndote del balón
para restar la incertidumbre que rodea los partidos de fútbol, haciéndote
sentir desde que empieza el partido, quien es el ganador. En ese
equipo coexisten jugadores y propuesta como realidades inseparables, necesarias
y complementarias.
En el fútbol todo el proceso empieza a partir de definir cómo somos
capaces de dominar los partidos: si es con balón o no. Por eso es tan
importante ser capaces de diagnosticar lo que somos y lo que podemos llegar a
ser. Pero para diagnosticar es necesario observar, y para observar poseer
sensibilidad. La sensibilidad es inteligencia aplicada a un contexto real. Hay
equipos que dominan los partidos a partir de dominar los espacios sin balón y
de explotar aquellas situaciones en las que recuperan el balón y encuentran
espacios que aprovechar rápidamente (El Chelsea de Mourinho, el Valencia de
Benítez…); y hay otros que lo hacen a partir de tomar la iniciativa del balón para
ser capaces de ir generando espacios, a partir de ir moviendo a los defensores
rivales, para una vez encontrados atacarlos.
La mejor tesitura en la que puede encontrarse un entrenador, es
aquella que le permita rodearse de jugadores que son lo que el entrenador
siente.
¿Con qué propuesta
metodológica te identificas más?
Me identifico con aquella que tenga en cuenta el juego y el jugador a
la hora de abordar qué es lo que se puede y debe entrenar.
Lo primero es entender que el fútbol es un juego colectivo, donde el
entorno es abierto y continuamente cambiante, lo cual genera infinidad de
situaciones de juego, que el jugador debe ir resolviendo en cooperación con sus
compañeros y en oposición a un equipo adversario. Y esas situaciones de juego
contienen una serie elementos, cuya interacción genera los diferentes momentos
de juego. Esa es la naturaleza del fútbol, un deporte donde compañeros,
adversarios, balón, portería, espacio y tiempo, generan infinidad de
situaciones donde el equipo debe mostrarse eficaz y eficiente a la hora de ir
resolviéndolas.
Y lo segundo es el jugador, entendiéndolo como una realidad
construida, con una tendencia propia hacia determinados comportamientos que
debemos ir detectando, con unas posibilidades de interacción con todo lo que es
el juego, que hacen que su rendimiento dependa del contexto con el que se va a
relacionar. Jugadores complementarios que sienten lo mismo en diferentes zonas
del campo, genera de forma natural un jugar armónico muy superior a cualquier
propuesta artificial que se quiera implantar. En España tenemos la suerte de ver
como este proceso pasa con nuestra selección nacional.
Por lo tanto, la propuesta metodológica debe tener en consideración
estas dos realidades que son fútbol y futbolista, creando situaciones de
entrenamiento, que respeten la naturalidad de ambas. La implementación parte
de, generar situaciones de entrenamiento en las que al modificar los elementos
del juego, el jugador/equipo sienta que hacer un determinado comportamiento
colectivo, es lo más razonable para lo que ellos son, y lo que demanda el juego
en ese momento.
Son el futbolista y el fútbol, los que crean el método de
entrenamiento.
Nos gustaría que nos despidieses con una frase o reflexión
que resuma a Carlos Corberan o con la que se muestre muy identificado.
Preocuparnos más por conocer métodos que por conocer la esencia del
juego, nos hace ser especialistas del entrenamiento de un deporte, que
desconocemos por completo.
Agradecer a Carlos Corberán su disponibilidad permitiendo al
equipo de Fútbol Complejo contactar con él desde Arabia, sin duda no dejará
indiferente a nadie, ya que nos descubre un sentir diferente del fútbol.
Estamos ante un contenido esclarecedor tremendamente enriquecedor. Nadie antes
ha desvelado tanto, ni se ha sincerado tan extensamente en una entrevista como
esta, deseamos que sirva de referencia para los profesionales que aboguen por
esta concepción del fútbol.
Fútbol Complejo – Una
forma diferente de entender el fútbol -
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