domingo, 15 de febrero de 2015

CARLES REXACH exjugador y entrenador del Barcelona.


"Michels lo cambió todo. Lo más difícil fue defender la idea, demostrar que servía"

Entró en el club con 12 años, estuvo cinco en la cantera, 17 en el primer equipo y durante 22 en el cuerpo técnico, incluida la etapa en que fue ayudante de Cruyff en el 'dream team', precursor del Barça de Guardiola. Ahora analiza el podio azulgrana en el Balón de Oro

Nació en Pedralbes, barrio al norte de Barcelona, en 1947 y hasta 1997 vivió a un kilómetro y medio del Camp Nou. Estuvo un año en Japón y al volver Carles Rexach se hizo cargo del primer equipo durante una cruda etapa en la que el Barça perdió la semifinal de la Copa de Europa ante el Real Madrid. Charly no es cualquiera para el Barcelona. No corrió nunca, ni para ser Pichichi, galardón que ganó con 17 goles en 1971, y no solo jugó con una mano por pie sino que le bastó mover la cintura para sacar un regate. Tan listo era que cuando jugaba en El Plantío se cambiaba de banda en la media parte para seguir en la zona en que daba el sol, siempre seca. En 1988 montó el despacho con Cruyff encima de una pelota; hoy no se hablan. Guardiola les dedicó el último 50 al Real Madrid por patentar la idea.



Pregunta. Luis Suárez es el único español que...
 Respuesta. ¡No me extraña! El mejor, elegante, fino, listo. Era mi ídolo. Él y Kocsis. La selección no tuvo cultura futbolística, ni fue un verdadero equipo hasta hace 15 años. El Madrid ganaba la Copa de Europa, pero el crack siempre era extranjero y el premio fue para Di Stéfano, Kopa. Los buenos eran ellos. Luego, 25 años sin que un equipo español ganara la Copa de Europa. Ahora todos los equipos son competitivos.

P. Guardiola les dedicó a usted y a Cruyff el 50 al Madrid.
 R. Siempre te gusta que se acuerden de ti, pero el que lo cambió todo de verdad, en 1973, fue Michels: la manera de jugar y de entrenar. Cambió lo de subir escaleras, correr y saltar con balones que pesaban una barbaridad por la pelota, los rondos, la conservación del balón.Después empezó a venir un entrenador cada año, un alemán, un inglés, H. H... Y cada año el Barça jugaba de una manera. Pero Michels nos dejó aquel gusto. 

Hasta que volvió Cruyff en 1988, hicimos foc nou (tabla rasa), y buscamos jugar como queríamos, más o menos. Pero, por encima de todo, nuestro mérito fue demostrar que de esa manera se podía ganar. Porque no todo el mundo nos daba la razón, muchos pensaban que no se podía jugar así. Tuvimos que demostrar que esa filosofía funcionaba y lo conseguimos.

P. ¿Recuerda qué le dijo Johan como punto de partida?
 R. Que necesitábamos futbolistas, gente que jugaran al fútbolSabíamos lo que queríamos, cómo nos gustaba jugar y estábamos seguros de que funcionaría. Me acuerdo de que buscando jugadores le dije: 'Hay un tío que se llama Eusebio en el Atlético de Madrid que juega muy bien pero tiene poco nombre'. Nos fuimos a verle a un amistoso con la selección. Johan me dijo: '¿Estás seguro de que es bueno? ¡No la ha tocado!'. Pero sabíamos lo que queríamos. Yo sabía que en casa había gente: Milla, Amor, Roura...

 Nuestro éxito fue que empezamos poco a poco. Dijimos dónde jugaba cada número y qué tenían que hacer: 'Mirad: el 2 hace esto, el 3 esto... Y quietos paraos, cada uno en su sitio y aquí no se mueve ni Dios'. Lo importante no era quién jugaba, sino dónde y a qué.

P. ¿Por eso pusieron a Zubizarreta de 11 en un entrenamiento?
 R. Sí, para dejar claro que más allá de las calidades individuales, que ya las ajustaríamos, lo importante era que todos supieran qué tenían que hacer. Luego empezamos a moverlos.Primero dos: Laudrup se cambiaba con Stoichkov; Laudrup hacía de 9 y Hristo de 11. Luego, tres: incorporabas a Txiki, que era el 10. Entonces giraban tres y cada uno podía hacer lo del otro. Luego el lateral... Ya eran cuatro. Queríamos que cada uno ocupara una parcela del campo e hiciera su trabajo en relación al otro. Pero, para empezar, en vez de eso de tocas y te vas nosotros dijimos lo contrario. En el fondo la idea es sumar la calidad al colectivo.

P. Lo de Guardiola es la sublimación de esa idea...
 R. Ha puesto sus cosas, muchas. Pep es muy listo. Este equipo defiende muy bien y nosotros defendíamos peorPero se ha encontrado con una ventaja: la gente que sube ahora ya sabe cómo tiene que jugar, nosotros casi lo tuvimos que enseñar. Ha tenido problemas con la gente a la que se lo ha tenido que enseñar, porque no es tan fácil aceptar según qué cosas. Con Ibra, por ejemplo.

P. ¿Aceptar qué cosas?
 R. Está claro. Nadie puede decir que Ibra sea malo, porque es muy bueno. Y lo sabe él y lo sabe Pep. Pero llega aquí, Pep le empieza a decir que si patatín patatán y él piensa: 'A mí qué me explica este tío si yo siempre soy el mejor'. Él quiere jugar a su manera y el del Barça es un estilo donde todos deben interpretar el mismo fútbol. La gente sabe que primero es el nosotros y luego el yo. Eso lo tiene claro hasta Messi, porque Messi sabe que gracias a sus compañeros él es mejor.

P. ¿Usted cuando era pequeño iba a Les Corts?
 R. Sí, con mi padre. Pero era muy pequeño, me acuerdo más del Camp Nou, con 10 años. Yo me acuerdo de Kubala, claro, pero también de Suárez, Kocsis, de Czibor, Villaverde, Eulogio Martínez. Czibor hacía locuras con la pelota, tenía un regate terrible. En esta casa siempre han gustado los buenos futbolistasEl Barcelona de mi infancia jugaba muy bien. Luego tuve mala suerte: llegó un fútbol oscuro, triste, físico. Sin imaginación alguna, era correr y correr, y si no corrías no jugabas. Yo me cansé de oír eso de sudar la camiseta, pelear... "Hay que morir por la camiseta", nos decían. Y yo pensaba 'oiga, yo lo que quiero es jugar y pasármelo bien, ¡no me quiero morir que tengo 20 años, hombre!'. 'Hay que manchar la camiseta', decían. ¡Uns collons! Al fútbol se juega de pie, cuanto menos te ensucies mejor, señal de que has podido jugar más y te has podido pasar la pelota

En el fondo, de lo que más orgulloso estoy es de que se haya convertido en realidad lo que pensé toda mi vida: que jugando bien al fútbol también se gana, que no es necesario ni morder, ni morir, ni chorradas. Que siendo pequeño se podía jugar estaba demostrado hacía muchos años. Mira Simonsen. Si no pones al bueno, no juega. Tengo que acabar de creerme que la gente lo ha entendido... Luis y Del Bosque lo entendieron hace años y se subieron a este carro del Barça, lo completaron con muy buenos jugadores y ganaron porque jugaron muy bien. La selección perdió el tiempo hablando de furia porque, a chocar y a correr, a un alemán no le ganas, ni antes ni ahora. Me cansé de oír:mira ese que bueno, lástima que sea tan bajito. ¿Y qué?

P. Usted tuvo muchos entrenadores. ¿Solo le marcó Michels?
R. ¡Muchos! Sin moverme de aquí tuve a Buckimgham, Kubala, Olsen, H. H., Artigas, Weissweiler... Uno me decía una cosa, el otro otra. Yo, al final, pensé: si uno me dice una cosa y el otro, otra, uno de los dos me enreda. La ventaja de Pep es que creció escuchando una versión. En el Barça hace 50 años que le hablan al jugador de cantera de una idea.

P. ¿Ese sello es exportable?
 R. Se puede copiar, pero nosotros llevamos 30 años de ventaja, esa es nuestra suerte.

P. Tres jugadores del Barcelona compiten mañana por el Balón de Oro. ¿A quién se lo daría?
 R. A los tres. Depende de qué se elija. Si es el mejor futbolista, a Messi. Si se premia a la idea, una manera de entender el fútbol, a Xavi. Y si es una mezcla, el mejor del año, si atiendes al Mundial... a Iniesta. Los tres se merecen ser reconocidos como el mejor del mundo. Pero lo más importante es que en el once del año hay cinco del Barça. Es evidente que se premia el estilo del Barcelona, a esta idea...

P. Usted descubrió a Messi...
 R. No, yo le vi jugar cinco minutos cuando ya estaba aquí y vi que era bueno. Lo sabía hasta la pelota. No sé si el mejor, pero nadie dio más en menos tiempo. Es como lo de la relación calidad precio, ¿no? Su rendimiento es superior al de cualquiera. Incluso si lo comparas con Di Stéfano, porque el Barcelona siempre fue un equipo al que le costó mucho ganar. 
Y Messi ya lo ha ganado todo varias veces en cinco años. Y ha metido más goles que nadie. Y ha hecho cosas que nadie... Ya ha pulverizado todas las expectativas. 
Messi es la piedra filosofal de la idea del barcelonismo.


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