...BÚSQUEDA DEL TERCER HOMBRE, CAMBIOS DE ORIENTACIÓN DEL JUEGO.
por Daniel Guindos López
Actualmente estamos envueltos en una corriente metodológica
de carácter mecanicista, donde el entrenador, o pedagogo, opta por dar las
soluciones al jugador o alumno de carácter lineal, y con una solución que tiene
preconcebida en su pensamiento sin haber interpretado el ambiente externo al
que nos enfrentamos.
Si entendemos el juego como sistema complejo en las
que diversas dimensiones se interrelacionan, que se trata de una relación
cambiante, donde los contextos varían constantemente y debemos adaptarnos a los
mismos en un continuo proceso de autoestructuración, ¿cómo es posible que aún
estemos dirigiendo el proceso con instrucciones cerradas y lineales en una
situación determinada, y con una única solución?
Debemos interpretar que las soluciones que se generan
para un contexto específico del juego, dependen en primera instancia del
jugador que tiene que realizar la acción y de sus condicionantes técnicos,
tácticos, condicionales y psicológicos, del adversario que tratará de impedir
ésta, de los compañeros que le faciliten opciones para superarla, del
entorno con todos sus condicionantes (terreno de juego, afición, resultado,
etc), y de un sinfín de condicionantes que varían indistintamente el proceso a
medida que los parámetros de tiempo y espacio cambian.
Por ello, se antoja difícil que una simple instrucción
lineal de un entrenador, que no está vivenciando in situ la acción real a la
que se enfrenta el jugador, pueda superar un problema en un contexto
donde no estamos atendiendo a la totalidad de las características que lo
condicionan.
¿Por qué damos por hecho que al abusar con dos,
tres, cuatro o cinco pases en el juego en corto, debemos realizar ya un pase
largo para salir de la presión de la zona a la que el equipo rival nos está
sometiendo?
El F.C. Barcelona es un claro ejemplo, de un equipo
que practica el juego asociativo, con constantes apoyos cercanos y juego corto,
y lo que es más importante, es muy eficiente para su modelo de juego
determinado.
¿Es necesaria la búsqueda constante del tercer
hombre para salir de esa zona presionante del rival?
También pienso que podríamos seguir generando pases en
una misma altura sectorial del terreno de juego, sin tener que profundizar en
el mismo en la búsqueda de un tercero que se encuentre aventajado o retrasado,
en función de los parámetros que nos encontremos en dicho ambiente. Por ejemplo
un equipo posicionado, que amaga con acudir a la presión pero realmente está
esperando a que arriesguemos el balón para poder recuperarlo.
¿Por qué si el balón viene de una banda, obligamos
al jugador a realizar un cambio de orientación a la otra banda, y lo que es
peor tratamos de mecanizar esta acción cuando los parámetros de juego que
acontecen nunca serán los mismos?
Si cargamos el juego por una banda, pero aun así
estamos obteniendo una importante ventaja en esta misma banda, bien sea en
forma de superioridad numérica o por el cierto en las acciones de nuestro
jugadores, porque abogamos por patrones simplistas que sin la interpretación
del juego apuestan por un cambio en la orientación del mismo. Quizás tenemos
tantos jugadores volcados en esa zona del juego, que el hecho de insistir por
la misma, debido a una mala basculación defensiva del rival, nos pueda generar
interesantes situaciones de superioridad, o es probable que a pesar de estar en
inferioridad, ese día nuestro jugador más determinante está haciendo mucho daño
en sus incursiones por ese lado.
¿Por qué siempre intentamos transmitir un juego
rápido a uno o dos toques a nuestros jugadores? ¿Puede hacer esto que en
función del contexto a veces sea una decisión errónea, y por el contrario
estemos obligando al jugador a tomar una mala decisión?
Es un hecho que cada vez más entrenadores tienen en
cuenta, el juego a dos toques no tiene por qué ser mejor que el juego a un
toque o que una larga conducción. El juego es interpretación constante, en
función de la situación que se presenta se deberá realizar la acción más
idónea para solucionar el problema que acontezca.
Si por ejemplo, un equipo está en posicionamiento
defensivo avanzado, realizando una alta presión a nuestra defensa, en algún
momento va a ser importante que un jugador del equipo que está tratando de
sacar el balón jugado, realice una larga conducción para atraer contrarios y
ver si se generan espacios a la espalda rival para atacarla, o por el contrario
por el mero hecho de que el adversario está tapando sectores de pase para
interceptar nuestro pase.
¿Por qué esa obsesión por generar líneas de pase y
hacer lo inverso en el momento de no posesión de balón, tapando líneas de pase?
La línea se podría definir como la distancia más corta
entre dos puntos. Si hablamos de líneas de pase parece que sólo sería este
posible a través de la mínima distancia entre ambos, además damos por hecho que
entre esta línea de pase no debe haber opositor alguno.
Ahora bien, si por ejemplo un jugador de la calidad de
Xabi Alonso, está en posesión de balón con una presión no muy intensa por parte
del rival, y su compañero de equipo está oculto tras esta supuesta línea de
pase, Xabi tiene perfectamente la calidad para superar al adversario con un
balón picado y desmitificar esa anterior supuesta línea de pase, entregando un
buen balón al compañero.
Está claro que toda situación emergente es dependiente
de la calidad de los jugadores que tienen que resolverla, de sus experiencias,
y de sus conceptos tácticos y psicológicos.
Por poner otro ejemplo, hemos visto gran cantidad de
centros que vienen desde la banda con un gran efecto al balón, que inicialmente
no parece que vaya a llegar rematador alguno antes que los propios defensores
que se encuentran en medio de esa tan conocida línea de pase, pero
sorprendentemente el balón al describir una trayectoria curvilínea (por tanto
ya no estaría atendiendo a la mínima distancia entre dos puntos), llega de
forma magistral a un atacante que se encontraba rompiendo en un desmarque al
segundo palo.
Por tanto, quizás sea más propicio hablar de sectores
de pase, y zonas de posible disponibilidad del balón por parte del compañero,
dejando de lado un concepto lineal que pienso no se adecua a nuestro juego
complejo.
He intentado reflexionar, a cerca de un concepto que
considero erróneo por parte de los entrenadores, como es tratar de asumir que
disponemos de la solución a un proceso que todavía no ha emergido, y que es el
propio futbolista el protagonista del mismo, quien debe interactuar en función
de sus propios condicionantes y condicionadores externos.
"No hay verdad absoluta...reflexionemos sobre lo
incuestionado".
Daniel Guindos López
Twitter: @daniguindos
Fútbol Complejo - Una forma
diferente de entender el fútbol -
www.futbolcomplejo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario